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Cátedra de Coyuntura Internacional
olvidarse. El canto melancólico de la guancocola marcaba las
horas aquellos primeros días de lluvia y soledad», (Payeras,
1980, pp. 3-4) para añadir que era «fatigosa y monótona»
la hazaña de internarse en la «inmensidad del mar vegetal
de la selva», (Payeras, 1980, p. 4).
El nivel metafórico de la frase de Payeras para describir
en ese momento la selva, nos habla de otros espacios de
la naturaleza, ante los cuales sentimos un respeto marcado
por su tamaño, su nivel enigmático y el desconocimiento de
penetrarlos, faena que ellos habían logrado, al momento de
concebir la metáfora. Notemos cómo lo de «mar vegetal»
nos puede orientar hacia la descripción del espacio donde
se irá configurando lo que llamamos en este trabajo, la
«estética de lo vegetal». Idea que aparece ya dibujada en
el trabajo de Tatiana Argüello, en donde se nos propone
leer los Poemas de la Zona Reina en este sentido, ya
que Payeras «nos habla de un lugar donde se fermentan
diversas intensidades que promueven otro tipo de guerra
y pensamiento» (Argüello, s. f., p. 2). Por otro lado, Juan
Duchesne comentaba esta nueva lectura de las obras de
Payeras de la década de 1980, comprendiéndolas como
espacios de nuevas realidades políticas, en donde según
el crítico, nos encontramos con la utilización de códigos
humboldtianos, con los cuales Payeras resignifica el espacio
guatemalteco (Duchesne, 2010, p. 96).
6. La metáfora de los árboles de zapote
La vida y el trabajo político les fueron mostrando
aspectos del entorno natural, del que nunca hubieran
tenido noticias, si su circunstancia política hubiera sido otra.
Obligados a replegarse por la presencia del ejército, el miedo
de los campesinos e indígenas de un lugar como Rubelolom
los había alertado, el grupo tuvo que regresarse hacia la selva
profunda. Cuenta Payeras que aquella soledad de los días
en medio de la selva espesa, solo podía ser compensada por
la magia de las mutaciones de la naturaleza en primavera,