76
Facultad de Ciencias Políticas y Sociales
somos todavía como esos inolvidables compañeros
de la sierra/que siempre han ignorado el sentido y la
teoría/de la propiedad terrestre
8
(Payeras, 2013).
En tanto en Los días de la selva, Payeras expresa
lo siguiente:
Era el mes del tamborillo, y ante nosotros apareció
el mundo inolvidable de su floración amarilla. Hacia
el sur, imponentes, vecinas del cielo, las cumbres
de la vertiente septentrional de la Sierra de Chamá,
objetivo inalcanzable entonces para nosotros. Allá,
leguas arriba, adivinábamos las pobladas comarcas
indígenas, donde en un futuro imaginable habrían de
organizarse ejércitos guerrilleros. Estaba permitido
soñar. Mientras tanto, nuestro reino era la selva,
con sus acechanzas, su soledad y sus distancias
interminables
9
(Payeras, 1980).
Si observamos bien en las citas de los dos libros,
los dos textos explican la forma en que Payeras iba
desarrollando mediante la observación, la práctica y
la experiencia en el nuevo entorno, una manera otra
de comprensión de la naturaleza misma con sus signos
específicos de comunicación.
Además, este conocimiento se convirtió en elemento
crucial para producir o desarrollar en el grupo guerrillero,
estrategias de sobrevivencia no solo para superar su
tiempo en la selva o la montaña, sino para utilizarlas en
el trabajo político. Se trataba de otro tipo de sabiduría que
aquel entorno proveía. Y nos dice de esta manera: «Pronto
aprendimos que de la plaga de zancudos y jejenes más valía
8
Payeras, M. (2013). Poemas de la Zona Reina. Guatemala: Editorial Cultura
(p. 37). Todas las citas de este libro en el trabajo son de esta edición.
9
Payeras, M. (1980). Los días de la selva. México: Bloque de Apoyo a la
Revolución Guatemalteca (p. 27). En 1980 Payeras recibe el Premio Casa de
las Américas con este libro, que se escribe en Costa Rica en 1979.