41

Cátedra de Coyuntura Internacional

responda al proyecto histórico de emancipación y buen vivir 

que emerge en Mesoamérica.

La ilustración y el liberalismo resultaron ser el marco 

civilizatorio para los datos que Humboldt sistematizó 

sobre geografía, botánica y economía. Las repúblicas se 

lanzaron en pos de ese horizonte de progreso, claro, de 

forma conflictiva, confusa y contradictoria. Pero las ideas 

de progreso y desarrollo se impusieron imbatibles a lo 

largo de los siglos diecinueve y veinte. Les cabe, entonces, 

la responsabilidad de estar en el centro de las prácticas 

económicas y políticas institucionalizadas desde el Estado; 

así como de las pautas articuladoras del pensamiento 

hegemónico en México y Centroamérica, durante al menos, 

ciento cincuenta años, desde la victoria de las revoluciones 

liberales de 1870. 

Las ideas de Humboldt le permitieron a las élites 

mexicanas y centroamericanas imaginar un futuro inmediato, 

en el cual la civilización de la razón y el liberalismo eran el 

mejor horizonte cultural y social posible para sus naciones. 

Sin embargo, no fue así. Por el contrario, ahora comienza 

a ser claro que, al pensar el mundo desde Mesoamérica, se 

podrá tener alguna esperanza de restaurarlo y rehabilitarlo, 

de hacerlo una casa común y habitable para los pueblos. 

No es dable que el cambio pueda venir desde afuera, sino 

desde lo profundo de la historia y cultura de la región. 

Resulta una paradoja de la historia que ahora, a doscientos 

años de la indagación que realizó Von Humboldt en la 

Nueva España y después de haber ensayado en diversas 

fórmulas las propuestas civilizatorias del capitalismo, que 

él promulgaba, atestigüemos un presente de devastación 

social y ecológica en la región. 

Quizá el resumen más compacto y certero, el 

diagnóstico de nuestra situación y que sintetiza el momento 

histórico de los países mesoamericanos que surgieron de la 

Nueva España, lo haya realizado en el discurso de toma de