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Cátedra de Coyuntura Internacional
Dispuestos a decir unas cosas, pero prácticos para
hacer otras, los criollos poseían una notable capacidad de
desdoblamiento ideológico que aparece cuando se revisa su
práctica política con una perspectiva de largo tiempo. Sobre
todo, después de los doscientos años que pasaron desde las
guerras de independencia.
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Humboldt produjo unas ideas que iluminaron buena
parte del imaginario del proyecto histórico nacional de los
criollos en la Nueva España. Lo hicieron de formas diversas,
pero en general, las fuerzas sociales y los actores dirigentes
de las naciones y los países que surgieron de las antiguas
colonias españolas en América, siguieron el rumbo que
trazaban las ideas humboldtianas. Al menos, respecto al
«deber ser» liberal de las nuevas naciones.
A fines del siglo dieciocho, se estaban formando
proyectos de nación en el ánimo de los actores sociales
dominantes y de las élites privilegiadas de las colonias,
proyectos que, con un incipiente discurso moderno y liberal,
profesaban prácticas feudales y una cultura racista. Estos
aspectos, constitutivos de los nuevos Estados nacionales
latinoamericanos, fueron visibles casi desde el inicio de la
experiencia de vida independiente y nunca se fueron.
Todo ello era parte del contexto y la coyuntura histórica
inmediata al inicio de las guerras de independencia, una
coyuntura que el investigador alemán pudo atestiguar
empíricamente.
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«Dueños de ricas plantaciones cultivadas con trabajo esclavo o de enormes
latifundios beneficiados por el trabajo indígena servil, muchos de ellos
poseedores de títulos nobiliarios, los criollos aspiraban a una emancipación
política de España, que los convirtiese en miembros de una clase dominante
con plenos derechos, y no a una revolución social que, como la francesa,
repartiera la tierra a los campesinos pobres, liquidara los derechos feudales
y arrasara legal y físicamente con la nobleza. Lo que querían, en definitiva,
no era transformar esencialmente a la sociedad colonial, sino mantenerla
para su exclusivo provecho, cortando de un tajo la dependencia frente a la
metrópoli y asumiendo el tan ansiado poder político» (Núñez, 1989, p. 25).