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Facultad de Ciencias Políticas y Sociales

mutaciones funcionales, pero no desaparecieron. En el siglo 

dieciocho, tales instituciones y la propia organización social 

instaurada colisionaron con la política del Estado y las medidas 

liberales que propugnaban las Reformas Borbónicas. Las 

instituciones coloniales en la Nueva España, semifeudales y 

racistas, no encajaban con el modelo reformista que quería 

imponer la monarquía española.

Las élites criollas eran ilustradas y modernizantes en 

su romanticismo liberal, pero absolutistas y retrógradas en 

su modo de producción económica. 

Para mediados del siglo dieciocho, los estamentos 

criollos independentistas coincidían en la urgente necesidad 

de romper con España. Económica y militarmente la 

necesitaban poco o nada y, además, no querían que con 

sus urgentes Reformas Borbónicas la monarquía ilustrada 

interfiriera con su modo de vida. Sí, estaban dispuestos a 

romper con los lazos que políticamente los unían a España, 

pero no podían romper con el marco cultural y social en el 

que se desenvolvía su vida cotidiana. Este era un marco 

de relaciones coloniales, en el cual sus privilegios sociales 

resultaban del racismo, de la sobreexplotación de los indios 

y de las otras castas sociales subalternas. 

Al iniciar el siglo diecinueve, sin la modernidad liberal, 

las independencias en Mesoamérica carecían de proyecto 

histórico y no tenía horizonte, ni filosófico ni económico. Sin 

embargo, los criollos en Nueva España no necesitaban de 

ese futuro liberal para mantener su estatus. Así que optaron, 

en el caso de la Capitanía General de Guatemala y con 

Gabino Gaínza como primer jefe de gobierno, por abocarse 

a la independencia obligados por un cambio crucial de la 

correlación de fuerza en el escenario internacional. Cambio 

de correlación en el cual fue particularmente decisiva 

la victoria de las armas insurgentes independentistas en 

México y también en América del Sur.