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Cátedra de Coyuntura Internacional
11. El dilema ideológico del sujeto político de la
independencia centroamericana
En el virreinato de Nueva España, fue la élite
criolla quien lideró el movimiento independentista; así e
inevitablemente, en la Capitanía General de Guatemala
dicho movimiento se nutrió de la compleja matriz ideológica
desarrollada históricamente por esa élite colonial. Matriz
confusa y contradictoria, por demás.
Resultó paradójico que las conmociones políticas
que definieron el rumbo de la guerra de independencia
americana, devinieran en la Nueva España, de la oposición
a las Reformas Borbónicas. Una oposición que fue liderada
por criollos. Pero estos se encontraban corroídos por
contradicciones insalvables como, por ejemplo, profesar
sentimientos nacionales auténticos pero recreados desde
marcos culturales europeos. Los criollos eran los hijos e hijas
de europeos afincados en el Nuevo Mundo, pero nacidos
en América. Comían y bebían de este mundo, compartían
los acotados espacios de las sociedades mestizas, se
reproducían entre sí y sembraban retoños en las mujeres
originarias de América. Algunos hasta se preguntarían, si
acaso ellos mismo no eran «mestizos».
Los modos en que los peninsulares y criollos producían
sus condiciones materiales de existencia en la Nueva
España, al igual que en todos los virreinatos y capitanías
generales del Imperio Español, se basaban en derechos de
conquista, en el despojo, sometimiento y sobre explotación
de los pueblos originarios. La encomienda, las reducciones
de indios, el derecho de pernada, las dos repúblicas –
la de indios y la de españoles– eran instituciones que
estructuraban su forma y estilo de vida. Instituciones que
legalizaban y legitimaban, a la vez, la segregación racial y la
esclavitud. Eran la arquitectura dentro de la cual los criollos
formaron su conciencia social. Estas instituciones coloniales
eran económicas, políticas e ideológicas y evolucionaron a lo
largo del siglo dieciséis y diecisiete. En este lapso sufrieron