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Facultad de Ciencias Políticas y Sociales

Leona Vicario Fernández de Quintana Roo (1789-

1842) fungió como una especie de corresponsal de guerra 

de las fuerzas independentistas, informando de las luchas 

desde los propios escenarios de combate. También sirvió 

como correo de información militar y política, información 

que los insurgentes hacían llegar al «Ilustrador Americano», 

periódico donde se daba cuenta de las acciones de las 

tropas enemigas. Fue hija de una familia acomodada, pero 

quedó huérfana joven y decidió dedicar fortuna y vida a la 

causa de la independencia. La delataron y fue capturada. 

En el juicio se negó a hacer cualquier delación y por ello la 

pusieron presa en el colegió de Belén. De allí fue liberada 

por los patriotas. Se casó con Andrés Quintana Roo, 

también prócer independentista y junto a él conocieron las 

peripecias de la emancipación. Tanto en el Congreso del 

Estado de Quintana Roo como en el Congreso de México, 

su nombre está grabado en letras doradas como recuerdo 

de su gesta. 

Josefa Ortiz Girón de Domínguez (1768-1829) casada 

con el corregidor de Querétaro, Miguel Domínguez, realizó 

actividades claves en la conspiración de independencia. 

En su casa reunía a personajes insurgentes, haciendo 

de ella un centro de coordinación de la que se llamó la 

«Conjura de Querétaro». Llamada la «Corregidora», fue 

muy útil y oportuna para la causa revolucionaria, ya que 

por sus redes de inteligencia se enteró y luego pudo avisar 

a tiempo al padre Miguel Hidalgo, que la conjura había sido 

descubierta y que él debía tomar una posición al respecto. 

Lo hizo, profiriendo el 16 de septiembre de 1810 el Grito 

de Dolores, con el cual se inició simbólicamente la guerra 

de independencia de México. Estuvo presa cuatro años 

hasta que la amnistió Iturbide; sobrevivió la guerra y fue 

nombrada la «Benemérita de la Patria».