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Cátedra de Coyuntura Internacional
La Ilustración quería ser la luz de la razón frente a
las tinieblas de la ignorancia. Por ello también le dio un
impulso decisivo al antropocentrismo. Situó al ser humano
en el centro de todo, como un nuevo tipo de Dios guiado
por su poderosa razón e inteligencia. En el marco filosófico
e ideológico de la Ilustración, todo o casi todo se movía en
torno a la razón sensible y material del hombre e invisibilizó
a la mujer. La fe en Dios se sustituyó por la fe en el hombre
mismo y la noción de progreso emergió como una razón
absoluta. En esta concepción, este último era el dueño del
mundo, cuyos recursos inagotables podían ser controlados
mediante el desarrollo de la técnica y de su poder creador
y domesticador de la energía. Así podría asegurarse
una especie de vida eterna sobre la tierra y entonces,
consecuentemente, la noción de progreso adquirió un
estatuto cuasi religioso, porque el progreso, además, era
para todos los pueblos, debía ser universal, indefinido y
continuo. El progreso debía ser la religión dominante de la
civilización que Europa imponía en todas partes del mundo.
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Conocido también como el Siglo de las Luces, en el
siglo XVIII se consolidó la creencia en el progreso como
fórmula para construir un mundo civilizado gobernado por
la razón. Sin embargo, este mundo luminoso y progresista
no era así para todos, ya que quienes tomaron de su positivo
influjo, solo eran algunos sectores y capas distinguidas de
las emergentes burguesías, así como ciertos segmentos
ilustrados de las aristocracias europeas. No obstante, el
influjo ideológico de la ilustración se filtró al conjunto de
las sociedades europeas, tanto a las metropolitanas como
a las élites peninsulares y criollas que ejercían el poder
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Años después, en 1869 las ideas de la Ilustración, el progreso, la civilización
y la modernidad, se materializaron plenamente en los Estados Unidos. La
interconexión de la costa atlántica y la costa pacífica mediante el ferrocarril,
motivada en buena parte por la necesidad de conectar a la Unión durante la
Guerra Civil, significó la aceleración del poblamiento del Oeste por colonos
blancos y el desarrollo de los enlaces necesarios para la expansión del
comercio, los viajes y la industria. Para los pueblos indígenas originarios,
este suceso significó la destrucción de la cultura de los grandes pueblos de
las llanuras.