134
Facultad de Ciencias Políticas y Sociales
universal», es cierto que fue el pionero de una concepción
nueva de la ciencia, ya no de diálogo sino de la conexión
transdisciplinaria, hoy más actual que nunca. Todavía
podemos aprender mucho de la Ciencia Humboldtiana,
tanto de la epistemología como de pasión científica y la
energía que lo caracterizaban.
Y, a pesar de todo, por largo tiempo, en especial en
Alemania, se guardó silencio alrededor del menor de los
hermanos Humboldt. En tiempos de los conflictos germano-
franceses, no parecía precisamente oportuno un científico
que escribió en francés la mayor parte de su obra, que
prefirió seguir viviendo en París durante las «guerras de
independencia», y que durante toda la vida se mantuvo firme
a los ideales de la Revolución francesa. En un momento en
que el recién instaurado Imperio Alemán intentaba hacerse,
al fin, también de su parte de colonias, de poder y de
dominio mundial, no resultaba muy conveniente un erudito
que obligaba al colonialismo europeo a verse en el espejo,
que lo privaba de toda justificación, y que estaba orientado
a la construcción de sociedades liberales, democráticas.
Alexander von Humboldt estorbaba. No importaba que el
pensamiento del autor del Viaje a las regiones equinocciales
del Nuevo Continente siguiera tan lleno de vida fuera de
Europa y precisamente en las Américas: en Alemania
se le mantuvo en un silencio mortal de proporciones
considerables. Se convirtió en un desconocido ilustre, a
cuyo nombre se echaba mano con gusto, pero cuyos textos
caían cada vez más en el olvido. Se sacó a Humboldt del
juego, o eso parecía.
Pero, a más tardar a partir de los años noventa del
siglo pasado, se ha producido un cambio fundamental, en
cuyo centro está la vuelta a los textos de Alexander von
Humboldt. Además de los estudios e investigaciones que
delinean una nueva efigie de Humboldt, han aparecido
muchas ediciones nuevas que permiten el acceso, de