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Facultad de Ciencias Políticas y Sociales

universal», es cierto que fue el pionero de una concepción 

nueva de la ciencia, ya no de diálogo sino de la conexión 

transdisciplinaria, hoy más actual que nunca. Todavía 

podemos aprender mucho de la Ciencia Humboldtiana, 

tanto de la epistemología como de pasión científica y la 

energía que lo caracterizaban.

Y, a pesar de todo, por largo tiempo, en especial en 

Alemania, se guardó silencio alrededor del menor de los 

hermanos Humboldt. En tiempos de los conflictos germano-

franceses, no parecía precisamente oportuno un científico 

que escribió en francés la mayor parte de su obra, que 

prefirió seguir viviendo en París durante las «guerras de 

independencia», y que durante toda la vida se mantuvo firme 

a los ideales de la Revolución francesa. En un momento en 

que el recién instaurado Imperio Alemán intentaba hacerse, 

al fin, también de su parte de colonias, de poder y de 

dominio mundial, no resultaba muy conveniente un erudito 

que obligaba al colonialismo europeo a verse en el espejo, 

que lo privaba de toda justificación, y que estaba orientado 

a la construcción de sociedades liberales, democráticas. 

Alexander von Humboldt estorbaba. No importaba que el 

pensamiento del autor del Viaje a las regiones equinocciales 

del Nuevo Continente siguiera tan lleno de vida fuera de 

Europa y precisamente en las Américas: en Alemania 

se le mantuvo en un silencio mortal de proporciones 

considerables. Se convirtió en un desconocido ilustre, a 

cuyo nombre se echaba mano con gusto, pero cuyos textos 

caían cada vez más en el olvido. Se sacó a Humboldt del 

juego, o eso parecía. 

Pero, a más tardar a partir de los años noventa del 

siglo pasado, se ha producido un cambio fundamental, en 

cuyo centro está la vuelta a los textos de Alexander von 

Humboldt. Además de los estudios e investigaciones que 

delinean una nueva efigie de Humboldt, han aparecido 

muchas ediciones nuevas que permiten el acceso, de