131

Cátedra de Coyuntura Internacional

como antes de los salones judíos de su ciudad natal, Berlín, 

sino que en ellos exponía fragmentos de sus escritos, como, 

por ejemplo, el del Tableaux de la nature. Este erudito que 

vivió más de dos decenios en Paris redactó en francés la 

mayor parte de su obra, incluyendo las descripciones de sus 

grandes viajes de investigación.

El mundo de Alexander von Humboldt es políglota. En 

sus obras confronta a sus lectores, con toda naturalidad, 

con una abundancia de idiomas que va desde las lenguas de 

la antigüedad occidental, pasando por los grandes idiomas 

europeos, hasta las más diversas lenguas extraeuropeas. 

La internacionalidad del nombre Alexandre de Humboldt 

alias Alejandro de Humboldt lo dice todo.

Humboldt, cuyo nombre sigue resonando en muchas 

lenguas, fue también en el plano político un pensador situado 

entre mundos. De joven experimentó el Paris revolucionario 

junto con Georg Foster, quien había tomado parte en el 

segundo viaje de James Cook alrededor del mundo, con 

entusiasmo, según lo expresó después, había acarreado 

arena para la construcción del Templo de la Libertad que 

todavía estaba inconcluso, y se mantuvo fiel a los ideales 

republicanos, aún en la corte prusiana de Potsdam y Berlín. 

No sólo soñaba con un orden mundial más justo, sino que 

trataba también de impulsar con sus escritos el proyecto de 

una era moderna multipolar, en la que no hubiera esclavitud 

ni dependencia colonial. Asimismo, estaba consciente de 

la necesidad de que la población indígena constituyera 

un elemento integral y no subordinado, de la América del 

futuro. Idea que destella también, una y otra vez, en su 

ensayo sobre la «República de Centroamérica».

En la sociedad científica incipiente de su tiempo trató, 

no solo por medio de las famosas «conferencias cosmos», 

de que amplios sectores de la población tuvieran acceso 

a la ciencia, incluyendo a las mujeres, quienes todavía