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Cátedra de Coyuntura Internacional

Conclusiones

Como vimos al inicio de este artículo, el origen del 

conflicto entre Corea del Norte y EE. UU., es estructural, 

la división artificial y forzada de la península coreana y 

la creación del Paralelo 38 fue resultado de las políticas 

intervencionistas de EE. UU., y la U.R.S.S., al término de 

la Segunda Guerra Mundial. El carácter periférico de Corea 

y los intereses expansivos de dos potencias en ascenso 

dieron como resultado una situación de dependencia donde 

los intereses domésticos de Corea fueron relegados a 

segundo término. Las diferencias intrínsecas en el balance 

de poder de un Estado a otro y el espacio de maniobra 

del Estado para enfrentar estos retos y su habilidad 

para adoptar e implementar políticas independientes de 

intereses del exterior es lo que se denomina autonomía 

del Estado (Gachúz, 2016). 

El contexto histórico y la falta de autonomía estatal de 

Corea impidieron acciones unificadas del país para evitar 

la división y ello trajo como consecuencia la creación de 

dos nuevos regímenes con formas de gobierno distintas 

pero sujetas también a esquemas de dependencia respecto 

a EE. UU., y la U.R.S.S., respectivamente. El desarrollo 

nuclear de Corea del Norte se establece en este contexto 

y el gobierno de Kim Jong-un trata de obtener autonomía 

estatal y reconocimiento con base en su poderío nuclear.

Autores como Ian Bremmer señalan en este sentido:

Será difícil llegar a un acuerdo entre Corea del Norte, 

Estados Unidos y otras partes interesadas (Corea del Sur, 

China, Japón y Rusia) que elimine la amenaza nuclear de 

Pyongyang mientras se permita la supervivencia del régimen  

de Kim (…) esos dos objetivos parecen ser mutuamente 

excluyentes. Kim Jong-un persigue agresivamente el 

desarrollo de armas nucleares porque cree que es su única 

garantía real contra un futuro cambio de régimen liderado 

por Estados Unidos. Ha entendido este dilema que ya ha 

ocurrido en Libia y con el derrocamiento de Sadam Hussein 

(Bremmer, 2017).