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Cátedra de Coyuntura Internacional

los avances, de Pyongyang, en su desarrollo nuclear y de 

misiles. Igualmente, se debe de exigir a China para que 

presione a Corea del Norte y colaborar con los aliados de 

Asia Noreste. La administración también debe considerar 

nuevos despliegues militares, incluyendo misiles de crucero 

en Japón o Corea del Sur. En resumen, una estrategia 

para contener a Corea del Norte requiere de persistencia 

y disciplina. No hay espacio para dañar las relaciones con 

países aliados (Green, 2017).

Otra solución podría ser la vía diplomática con Corea 

del Norte, en opinión de Jon Wolfsthal (2017):

Los norcoreanos están observando lo que sucede con el 

acuerdo con Irán, ya que esta es prueba de credibilidad 

estadounidense. Los Estados pueden avanzar su agenda 

a través de canales diplomáticos si tienen un historial de 

seguimiento a través de los compromisos contraídos a 

través de esos conductos. El dilema estadounidense es que 

el nuevo presidente se ha salido de varios acuerdos que 

firmó y llevó a cabo su antecesor.

Con base en estos elementos, lo que podemos considerar 

como un escenario más probable en el corto plazo es que 

Corea del Norte no va a frenar su programa de armamento 

nuclear a pesar de las sanciones económicas de EE. UU., y de 

otros países. Como ya analizamos en la parte de antecedentes 

de este artículo, el régimen de Kim Jong-un tiene suficiente 

apoyo por parte de China para evitar el colapso del mismo 

y su estrategia de llamar la atención internacional en los 

medios de comunicación parece darle resultado al interior 

del sistema político norcoreano.

 Donald Trump ha dejado en claro que piensa tomar 

acciones duras y directas en contra del régimen de Kim Jong-

un, al decir que: «él ha estado lazando muchas amenazas, 

más de lo normal (…) se encontrará con el fuego y la furia 

y, francamente, un poder de una magnitud que jamás se 

ha visto antes en este mundo» (Sitdikov, 2017). Estas 

declaraciones junto con nuevas sanciones económicas que 

ascienden a 1000 millones de dólares, parecen no ser tomadas 

en serio por Corea del Norte. En la lucha de declaraciones