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Cátedra de Coyuntura Internacional
Para responder a esta pregunta debemos regresar a
los clásicos y, especialmente, al autor por excelencia que
aborda este tema: Carl von Clausewitz, un militar alemán
con una formación hegeliana. Su planteamiento se basa en
la dinámica entre la ofensiva y la defensiva, como en un
juego de ajedrez; es decir, el arte de controlar el tablero a
través de controlar la defensa y al mismo tiempo, potenciar
las piezas de ataque.
En lo que respecta a la disuasión, todo se desvaneció
con la aparición de la bomba porque, históricamente, la
parte defensiva, es decir el ¿cómo me voy a proteger? se
hacía en función de la búsqueda de la defensa del territorio.
Con la bomba, prácticamente es imposible alcanzar esto al
cien por ciento. Se desequilibran entonces las relaciones
militares a nivel mundial; funcionan las estrategias,
sin embargo, la esencia de la disuasión es mantener la
invulnerabilidad de fuerza de represalia nuclear. Aparece
entonces la interrogante: ¿cómo lograr mantener la defensa
si mi territorio es vulnerable? Asegurando mi capacidad de
destrucción del enemigo potencial. Dada esta interrogante
asistimos al cambio de la lógica de la relación histórica entre
la defensiva y la ofensiva. En efecto, la fuerza militar no
existe para la protección del territorio, sino principalmente,
para la amenaza del enemigo potencial frente a una
eventual acción de ataque. En esta lógica son los centros
poblacionales, las ciudades, las que se transforman en
rehenes de las fuerzas militares.
Cuando esa fuerza de mi defensa es frágil porque puede
ser destruida antes de que lleva a cabo mi respuesta, en
ese momento todos mis arsenales son vulnerables. Esta es
la dimensión del problema que enfrenta la humanidad, que
pone en riesgo el binomio umbral atómico-disuasión nuclear.
Es importante, al analizar este tema, abordar el
fenómeno desde un proceso histórico-social internacional.
De allí, esta periodización en términos de los cambios que
se han dado y que amenazan la correlación de fuerzas.