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Cátedra de Coyuntura Internacional
masivas de los derechos humanos. En cuanto al gobierno
del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional
(FMLN) en El Salvador, las evidencias por ahora no permiten
encontrar diferencias substanciales con respecto a los otros
dos países del llamado «triángulo norte» centroamericano,
al menos en materia social.
En síntesis, todo parece indicar que el planteamiento
de opciones distintas al modelo económico dominante
solo dejan la alternativa de las reformas, dentro de
las cuales cabe considerar las que son necesarias para
el cumplimiento de la agenda 2030 y de los objetivos
del desarrollo sostenible. A título de ejemplo vamos a
referirnos muy brevemente a ciertas ideas cuyo principal
valladar es el carácter microeconómico y micropolítico que
poseen, pero que al estar basados en experiencias reales,
pueden contribuir a resolver esa tensión/contradicción
entre el sistema económico (capitalismo) y el político
(democracia) que se examina desde el inicio. Es obvio
que estas alternativas conciernen exclusivamente al campo
económico, porque en lo relativo al sistema político es clara
nuestra posición, los problemas de la democracia deben
resolverse con más democracia, con su profundización o
«radicalización», ello incluye la reforma de la democracia
representativa así como poner en marcha mecanismos y
procedimientos de democracia participativa y comunitaria.
Por esa misma razón los neo autoritarismos de Venezuela,
Nicaragua u Honduras nos parecen igualmente deleznables.
2.3 La economía social solidaria (ESS)
En el epílogo, Howard Richards se pregunta si la
economía social solidaria (ESS) puede ser considerada como
modo de producción alternativo al capitalismo. Una primera
cuestión corresponde a la historicidad del capitalismo,
dado que sus orígenes se remontan a los siglos XVI y XVII
europeos, siendo por lo tanto –como ya lo decía Marx
cuando se refería a los modos de producción anteriores al
capitalismo, como el esclavismo, el feudalismo y el «modo
de producción asiático»– su aparición relativamente reciente,
es perfectamente factible, como lo hace Richards, ubicarlo
como parte del marco ético y jurídico del mercado en la edad
moderna (pero no antes).