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Facultad de Ciencias Políticas y Sociales

el capitalismo tenemos que apostarle todo  a la democracia  

–y en Europa, democracia a la escala europea. Comunidades 

políticas más grandes como Estados Unidos o China pueden 

tener un abanico más amplio de opciones, pero para los 

pequeños países de Europa, que pronto parecerán más 

pequeños en relación a la economía global, retirarse a las 

fronteras nacionales solo puede llevar a peores frustraciones 

y disgustos que los que ya existen. El estado-nación es 

todavía el nivel apropiado para modernizar cualquier 

número de políticas sociales y fiscales y desarrollar nuevas 

formas de gobernanza así como de propiedad compartida 

intermediaria entre lo público y lo privado, que es uno de los 

mayores desafíos para lo que queda del siglo. Pero sólo la 

integración política regional puede conducir a una regulación 

efectiva del capitalismo patrimonial globalizado del siglo 

veintiuno (Piketty, pp. 572-573).

Las líneas anteriores las escribió Piketty en 2013, 

año de la primera edición de su libro en francés y en ese 

entonces  el voto por el «Brexit» en Gran Bretaña, todavía no 

se había producido. Tampoco la inmensa ola de refugiados 

provenientes de los países de las guerras desatadas por 

Occidente en el Medio Oriente,  ni la ola de terrorismo de 

los islamistas radicales  en ciudades europeas, tampoco la 

esperable reacción dexenofobia y racismo que el terrorismo 

ha despertado en toda Europa, dando  alas  a la extrema 

derecha anti integracionista  en todas partes del continente. 

Tampoco se veía venir el triunfo de Donald Trump en Estados 

Unidos. Todo ello permite pensar que es poco probable  

los escenarios de Piketty se hagan realidad en el corto o 

mediano plazo.

2.2 ¿Pero hay alternativas al capitalismo?

El problema con las alternativas al capitalismo 

consiste fundamentalmente en que el tipo de socialismo 

(comunismo o «socialismo real»)  implantado en los países 

del Este europeo, China, Corea del Norte, Vietnam, Cuba 

y algunos países del mundo, a raíz de la revolución rusa 

de 1917 y del triunfo de la Unión Soviética –junto con sus 

aliados occidentales– en la guerra contra los nazis y el 

fascismo en 1945,  fracasó rotundamente. Ello tanto en el