133

Cátedra de Coyuntura Internacional

Mundial) y –por supuesto–, Washington se encargaría de 

controlarlas a través de una moneda (el dólar) con un tipo 

de cambio fijo (35 dólares por onza de oro) así como de 

un mecanismo global  de reciclaje de excedentes (MGRE), 

para impedir la acumulación de excedentes sistemáticos 

en algunos países y de déficits persistentes en otros. Sin 

embargo, las propuestas de Keynes fueron descartadas –

dice Varoufakis–, lo que en realidad interesó a EE.UU de su 

plan fue la posibilidad de convertir al dólar en la moneda 

mundial y de convertirse en exportadores de bienes y 

capital a Europa y Japón devastados por la guerra.

Tanto el plan Marshall como la guerra de Corea en los 

años 50, fueron decisivos para la recuperación económica 

europea y del Japón. Varoufakis nos recuerda que la 

Comunidad Económica del Carbón y del Acero (CECA) entre 

Francia y Alemania, fue el punto de partida del mercado 

común europeo y del proceso de integración, que condujo al 

establecimiento de la actual Unión Europea iniciada gracias 

a las políticas de Washington. Cabe destacar como subraya 

Varoufakis «Nunca antes en la historia un vencedor había 

apoyado a sociedades derrotadas por él poco antes para 

aumentar su propio poder a largo plazo, convirtiéndolas en 

el proceso en gigantes económicos» (ibid., p. 114), dando 

lugar a la edad de oro del capitalismo.

¿Qué pasó entonces? ¿Por qué el capitalismo mundial 

estuvo a punto de derrumbarse durante la crisis iniciada 

por Wall Street en el 2008? ¿Es irreformable el capitalismo? 

Para Varoufakis la respuesta reside en la negativa de 

los barones de Wall Street a establecer el MGRE que Keynes 

propuso. La ausencia de dicho mecanismo global de reciclaje 

de excedentes –aunque en la práctica, principalmente eso 

fue lo que funcionó durante la edad de oro en beneficio de 

Alemania y Japón– facilitó la crisis de los años 70 provocada 

fundamentalmente por los grandes déficits acumulados por 

el tesoro norteamericano, debido a la guerra de Vietnam, 

que obligó a la administración republicana de Richard 

Nixon a abandonar la convertibilidad del dólar en oro y 

llevó al desmoronamiento del plan global, como había sido 

concebido por Keynes en la reunión de Bretton Woods.