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Facultad de Ciencias Políticas y Sociales

una muestra de la insatisfacción y rechazo a los gobiernos 

de tipo tradicional sean estos socialdemócratas o de 

derecha «moderada» como ocurre en Francia, Holanda, 

Italia y la misma Alemania. Si a lo anterior agregamos la 

crisis política provocada por el flujo masivo de inmigrantes 

y refugiados que huyen de la violencia y de la guerras en 

países como Siria, Irak, Afganistán, Libia, Somalia, Sudán 

–en buena medida responsabilidad de Occidente–, al igual 

que los refugiados económicos latinoamericanos que huyen 

de la pobreza y la violencia criminal en sus países tratan de 

alcanzar el «sueño americano». Señalamos que la mezcla 

es tan altamente explosiva, o se cambian las políticas de 

austeridad o el estallido social es previsible, se trata solo de 

una cuestión de tiempo.

Por otra parte, si a lo que sucede en Europa agregamos 

lo que tiene que ver con los países latinoamericanos, en 

donde el poder económico se muestra igualmente insensible 

a las demandas sociales (o como ocurrido en Brasil, 

si existen  políticas sociales que no son de su interés la 

reacción conservadora se encarga de derrocar «legalmente» 

a la presidenta). Por otro lado, sin olvidar los problemas 

que a la ecología planetaria provoca el cambio climático, 

como resultado de un proceso de industrialización basado 

en la quema de combustibles fósiles que contaminan la 

atmósfera con gases de efecto invernadero, pone en riesgo 

la sobrevivencia homo sapiens.

 La pregunta que debe hacerse no es si los gobiernos 

de los Estados miembros de Naciones Unidas van a estar 

en condiciones de cumplir con los objetivos de desarrollo 

sostenible (ODS), con cuyo cumplimiento se comprometieron 

de aquí al plazo fijado del 2030, y dar satisfacción a las 

demandas de sus propias poblaciones en materia de 

derechos económicos y sociales sino, para ser coherentes 

con lo expuesto en materia de radicalización de la democracia 

(entendida como participación pero al mismo tiempo como 

intensificación de las tensiones con el capitalismo). ¿No ha 

llegado la hora de abrir un debate sobre la hegemonía global 

del capitalismo y su sector financiero? ¿Hasta qué punto es 

posible reformar los modelos económicos nacionales  a fin de