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Facultad de Ciencias Políticas y Sociales

Asimismo, el renacer del TPP más allá de que Estados Unidos 

haya decidido no participar, abre un escenario interesante 

para ser analizado en el futuro, sobre cómo el liderazgo de 

países medianos y pequeños puede hacer que acuerdos de 

este tipo se concreten. Un ejemplo preciso en este sentido 

fue el rol que jugó Chile para relanzar el Comprehensive 

and Progressive Agreement for Trans-Pacific Partnership 

con los once países restantes (Heine & Albertoni, 2018).

2. La era Trump y el protagonismo de China

La elección de Donald Trump en Estados Unidos es 

uno de los hitos principales que marca el cambio de época 

y, posiblemente, tendrá un fuerte impacto en el comercio 

global. Durante toda la campaña electoral, Trump impulsó 

una agenda proteccionista, criticó la política comercial de 

Barack Obama y prometió desechar el TPP. El primer día 

de su presidencia, Trump tomó acciones para que Estados 

Unidos se retirara del TPP. Ante esta noticia, algunos países 

integrantes del acuerdo, como México y Chile, señalaron 

que estarían dispuestos a seguir la negociación. Cosa que 

se concretó y tal como mencionamos antes, hoy se conoce a 

este acuerdo de los países del TPP como CPTPP (por su sigla 

en inglés, The Comprehensive and Progressive Agreement 

for Trans-Pacific Partnership) (Albertoni, 2016). 

En el plano geopolítico, algunas consecuencias de la 

salida de Estados Unidos del TPP ya se dejaron ver luego de 

la cumbre de Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico 

(APEC) en Lima, a fines del 2016, con la visita del Presidente 

de China –Xi Jinping– a Chile, Ecuador y Perú. El mensaje 

que Xi Jinping quiso dar a una región emergente como 

América Latina fue que en un mundo que habla de muros, 

China buscaría construir puentes. En la era Trump, China 

ve una gran oportunidad para llenar el vacío que dejará el 

posible aislamiento americano. Vale recordar que el gigante 

asiático, más allá de no integrar el TPP, nunca estuvo quieto 

en los últimos años, y ha impulsado la Asociación Económica 

Integral Regional (RCEP) y el Área de Libre Comercio del 

Asia Pacífico (FTAAP) (ibid, 2016).

Lo que Trump parece no darse cuenta es que el 

TPP no es una política de acción, sino que de reacción 

de parte de Estados Unidos, ante la ralentización de las 

rondas multilaterales y el crecimiento comercial de China.