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Cátedra de Coyuntura Internacional

Es por ello que el enfoque epistemológico de Santos 

puede considerarse como postmoderno y revolucionario

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 la 

obra del pensador portugués se inspira –al igual que Adela 

Cortina– en la  teoría crítica. Hay que tener presente que 

más que la regulación lo que le interesa es poner el énfasis 

en la emancipación social. Así se explica que le conceda 

gran importancia a las potencialidades de lo que Santos 

llama «sociología de las emergencias», que valorizan las 

más variadas gamas del conocimiento popular y de la 

experiencia humana contrapuestas a la «sociología de las 

ausencias» que él ve como responsable de  la «ceguera» 

y del desperdicio tanto del conocimiento como de la 

experiencia no científica propia de las clases populares, los 

indígenas y otros grupos sociales subalternos.

Como sabemos, Santos es partidario de una 

«descolonización del saber» que se produce de manera tal 

que el conocimiento académico propio de las universidades, 

institutos de investigación y centros de pensamiento sea capaz 

de asumir una relación igualitaria (de «justicia cognitiva»)  

con –por ejemplo– los pueblos indígenas, de modo que 

tanto la experiencia como el conocimiento ancestral –las 

prácticas de la medicina tradicional, los sistemas jurídicos 

que permiten la aplicación de justicia o la resolución de 

conflictos en las comunidades– no sean «desconocidos» 

o «puestos al otro lado de una línea abismal», sino que, 

sean asumidos por las instituciones y prácticas académicas 

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 Al referirse a «su propia posición teórica» Santos sostiene que estamos 

atravesando por una período de transición postmoderna y que él mismo se 

considera como un «postmoderno de oposición» porque «...la teoría crítica 

moderna es sub-paradigmática, es decir, intenta desarrollar el potencial de 

emancipación social dentro del propio paradigma dominante. Por el contrario, 

el supuesto del que parte la argumentación de este libro es que el paradigma 

dominante (el neoliberalismo) hace tiempo que agotó todas sus potencialidades 

de emancipación, como pone suficientemente de manifiesto la voracidad con las 

que las transforma en otras tantas formas de regulación social. El pensamiento 

crítico debe, en consecuencia, adoptar una postura paradigmática propia de 

una crítica radical del paradigma dominante desde el punto de vista de una 

imaginación lo suficientemente sana como para dar lugar a un nuevo paradigma 

con horizontes de emancipación. El radicalismo de la crítica únicamente se 

justifica en la medida en que permita la formulación de alternativas radicales 

a la mera repetición de posibilidades ‘realistas’» Santos, Boaventura de Sousa. 

(2009). Sociología jurídica crítica. Para un nuevo sentido común en el derecho

Madrid: Editorial Trotta, pp. 17-18.