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Cátedra de Coyuntura Internacional
cumplirá quince años sin llegar a un acuerdo final. Al igual
que como sucedió en la Ronda Uruguay, en Doha no solo
se negocian normas arancelarias y no arancelarias para el
comercio, sino que cobraron relevancia nuevos temas que,
si bien son claves para el comercio internacional, incluyen
un lenguaje al que los negociadores comerciales no estaban
acostumbrados. Temas como propiedad intelectual,
desarrollo sustentable y tantos otros, fueron quitando del
centro del debate a las típicas discusiones arancelarias y
esto implicó nuevos libretos.
Además de los nuevos temas, se sumaron también
a las negociaciones comerciales nuevos países. De ciento
veintitrés que negociaron la Ronda Uruguay, la Ronda Doha
pasó a contar con 159 países, entre los cuales se encontraba
nada menos que China. Esto sin dudas cambió el eje de las
negociaciones en una organización como la OMC, que se rige
por el consenso. Estos dos hitos explican por qué, tras quince
años de incansables intentos, la Ronda Doha está lejos aún
de encontrar su cierre definitivo (Albertoni, 2016).
Ante el estancamiento de Doha, comenzaron a surgir
proyectos alternativos entre grupos más reducidos de
países, dispuestos a avanzar en temas que la ronda Doha
puso sobre la mesa. Tal fue el caso del Acuerdo Transpacífico
de Cooperación Económica (TPP) entre doce países, entre
los que se encuentran: Estados Unidos, Japón, Corea
del Sur, India, Chile, Perú y Australia. Otros casos son la
Asociación Transatlántica de Comercio e Inversiones (TTIP)
entre Estados Unidos y la Unión Europea; el Acuerdo sobre
el Comercio de Servicios (TISA), que reúne al 70 % del
comercio mundial del sector; el Acuerdo sobre Tecnología
de la Información (ATI), que reúne al 97 % del comercio
mundial de tecnología de la información y debido a los
avances en el sector, busca ampliar la cobertura de estos
productos y el Acuerdo sobre Contratación Pública, que
abarca cuarenta y tres países y actualizó las reglas del
acuerdo original de 1994 para aumentar la cobertura de
entidades sujetas a sus compromisos de apertura. Todo este
entramado de siglas solamente demuestra que los países
han buscado refugios de consensos ante el estancamiento
al que se ha llegado en el ámbito multilateral. Sin embargo,
es posible que estos esfuerzos también caigan en tierra
infértil, debido a las crecientes tendencias proteccionistas.