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Facultad de Ciencias Políticas y Sociales
cuantitativamente, teniendo que atender en la actualidad
a unos cinco millones de refugiados en campamentos de
los países vecinos, Cisjordania y la Franja de Gaza). La
Asamblea General, por lo demás, acogió en el seno de
Naciones Unidas al Estado de Israel el 11 de mayo de 1949
como quincuagésimo noveno Estado miembro.
No es objeto de este artículo describir, ni siquiera
resumir, el extraordinario ciclo de violencia abierto en Oriente
Próximo tras la creación del Estado de Israel, que por lo
que se refiere a conflictos declarados e intensos, incluye las
guerras de 1956 (Sinaí-Suez), 1967 (los Seis Días), 1973
(Yom Kippur), 1982 (invasión de Líbano) y los periódicos
ataques a la superpoblada y casi inerme Franja de Gaza. Ni
el implacable proceso de despojo en los territorios palestinos
de Cisjordania, donde el continuo asentamiento de colonos
israelíes va produciendo un arrinconamiento físico de las
poblaciones palestinas y, desde luego, la imposibilidad
objetiva de poder un día controlar soberanamente estos
territorios residuales.
Sí interesa aludir al aislamiento político de hecho
que ha ido afectando a los palestinos por las guerras
árabe-israelíes que acabaron convirtiéndose en un asunto
a dirimir entre Israel y los Estados vecinos con cada vez
menor presencia de la «causa palestina». Esto llevó, en
parte, a la creación de las organizaciones de resistencia y
liberación, destacadamente Al-Fatah, de Yasser Arafat, que
daría lugar a la Organización para la Liberación de Palestina
(OLP, 1964), organizaciones y grupos que no siempre
pudieron librarse de la influencia, e incluso el control, de
los regímenes de los Estados árabes del entorno que los
apoyaban interesadamente. En los años que siguieron a las
guerras de 1967 y 1973 y hasta el final de la década de
1980 la acción de los grupos palestinos llamó la atención del
mundo por su espectacularidad, pero también por su escasa
eficacia en orden a la causa perseguida. A este debilitamiento
general y progresivo han contribuido, desde luego, las
eternas divisiones en el seno de la resistencia palestina,