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Facultad de Ciencias Políticas y Sociales
con una sucesión de tensiones, crisis y enfrentamientos
cada vez más graves entre árabes y judíos, principalmente,
pero también –cuando Gran Bretaña empezó a reconsiderar
su política y a adoptar medidas contrarias a la inmigración y
la arrogancia judías– entre judíos y británicos.
Hacia la victoria sionista y la tragedia palestina: la
partición de 1947
Los incidentes provocados por el rechazo palestino
a la situación dieron lugar a un «informe» del general
Clayton: «Los sionistas son agresivos, expansivos,
provocadores, y constituyen para ellos la amenaza de un
Gobierno judío… el Gobierno británico actúa de tal suerte
que los árabes palestinos pronto o tarde van a sufrir la
dominación judía» (Carré, 1977, p. 40). Seguidamente,
los escrúpulos del presidente Wilson ante el problema de
los palestinos le hicieron enviar a la zona a dos de sus
consejeros en la Conferencia de Paz, la Comisión King-
Crane, para informarle directamente:
Ninguno de los oficiales británicos consultados cree
en la posibilidad de aplicar el programa sionista sin
tener que recurrir a la fuerza armada (…) en cuanto
a la pretensión de que los judíos tienen en Palestina
un ‘derecho’ basado en una ocupación de hace 2,000
años, es difícil tomarla seriamente en consideración
(…) no hay razón para que Palestina no sea incluida
en un Estado sirio, exactamente como otras provincias
(Alem, 1970, 128-129).
Fueron los incidentes violentos de 1919-20 que
amenazaban en convertirse en lucha abierta los que
empezaron a impactar en la opinión pública británica,
y a consecuencia de esto y de una vigorosa delegación
árabe enviada a Londres, el entonces ministro de colonias,
Churchill, encomendó la redacción de un primer Libro
Blanco (1922) del que se dedujo la declaración del propio