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Cátedra de Coyuntura Internacional

enraizado en largas tradiciones, en necesidades 
presentes y en esperanzas futuras de una importancia 
mucho más profunda que los deseos o las frustraciones 
de 700 mil árabes que hoy habitan esta vieja tierra 
(ibid, p. 118). 

Lo que difícilmente puede disimular el aire racista-

imperialista que, en el caso británico, ilustraba la relación 

con todos los pueblos considerados inferiores.

Del «Estado árabe unificado» a los mandatos y la 

Palestina británica

El fin de la Primera Guerra Mundial tuvo lugar 

poco después de la toma de Damasco (1 de octubre 

de 1918), acontecimiento que se produjo, en medio de 

tensiones y susceptibilidades, por árabes y británicos 

casi simultáneamente. Para los insurgentes árabes este 

era el objetivo final de su implicación en la guerra, ya 

que siempre se consideró a esta ciudad la capital de la 

Siria histórica y del nuevo Estado árabe independiente 

y prometido. Los acontecimientos, sin embargo, iban a 

resultar muy decepcionantes.

Tras la capitulación turca y la firma del Armisticio 

de Mudros (28 de octubre de 1918) todo el Oriente 

Próximo árabe quedó liberado, aunque ocupado 

militarmente por la auténtica dueña de la situación, 

Gran Bretaña. Para Palestina, el final de la guerra trajo 

consigo la interminable serie de ofensas y tragedias que, 

en realidad, aún no ha cesado y que se inició con la fase 

de mera administración militar británica que se extendió 

desde más o menos la toma de Jerusalén por Allenby (9 

de diciembre de 1917) hasta el verano de 1920 en que 

entró en vigor el régimen de mandato. 

Al final de la guerra siguió, en primer lugar, la 

Conferencia de Paz de París celebrada en los meses de 

enero-febrero de 1919 y que terminó con la firma del