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Facultad de Ciencias Políticas y Sociales

controlar el Estrecho de los Dardanelos, pero se mostraron 

incapaces, ante la feroz defensa turca, de establecer una 

cabeza de puente próxima a Estambul, acabando por 

retirarse tras casi un año de intentos infructuosos y de sufrir 

250 000 bajas; seguidamente, un segundo fracaso mostró 

a los Aliados que las fuerzas armadas turcas (instruidas 

y dirigidas por militares alemanes) resultaban mucho más 

temibles de lo esperado, cuando el cuerpo expedicionario 

anglo-francés que desembarcó en las bocas del Shott el 

Arab en el otoño de 1914 quedó detenido y castigado en un 

terrible asedio sobre el Tigris,  en Kut-el-Amara, a lo largo 

de los meses que transcurrieron entre diciembre de 1915 

y abril de 1916; recuperada la iniciativa, el avance hacia 

Bagdad resultó extremadamente lento y gravoso, pudiendo 

ocupar esta capital en marzo de 1917.

Estas operaciones, de resultado globalmente 

negativo, hicieron que el mando británico impulsase la 

intervención directa de las fuerzas árabes de Hussein para 

obligar a los turcos a inmovilizar tropas adicionales en un 

territorio inmenso que, por lo demás, se interponía en 

el camino de la India, lo que hacía que su control –tanto 

geográfico como político– resultase imprescindible para 

garantizar las comunicaciones seguras con esa posesión 

británica, esencial para el imperio. Así se inicia la no prevista 

revuelta árabe, cuyos éxitos sacudieron de nacionalismo a 

los pueblos árabe-islámicos de Oriente Próximo y significaron 

una contribución esencial en las operaciones militares y en 

el éxito final

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. Por eso, resultó lógico que, una vez acabada 

la contienda, Hussein y los nacionalistas árabes exigieran a 

los británicos el cumplimiento de sus promesas anteriores 

a la guerra, que prefiguraban el sueño secular de un gran 

Estado árabe unificado con capital política en Damasco.

Con esta premisa en junio de 1916 se puso en 

marcha la revuelta árabe a partir de los desiertos de la 

región del Hedjaz, en el occidente de la península Arábiga, 

encargando Hussein a sus cuatro hijos –Ali, Abdullah, Faisal 

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 Cuando, acabada la guerra, se quiso minimizar la intervención árabe en las 

operaciones de Oriente Próximo, fue el propio general Allenby el que destacó 

su importancia y el papel «clave» desempeñado.