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Facultad de Ciencias Políticas y Sociales

de un millón de kilómetros cuadrados) y de gran altitud 

(entre 3 000 y 4 000 metros sobre el nivel del mar)  que 

se encuentra rodeada de cordilleras montañosas como 

el Himalaya, muy poco poblada (unos 3 millones por 

habitantes) debido a la aridez de la tierra y a la dureza del 

clima, su población autóctona es cultural y étnicamente 

muy distinta de la etnia mayoritaria en China, los han y 

su economía es todavía muy poco desarrollada, ya que 

practican una agricultura de subsistencia y se dedican 

al pastoreo de yaks, ovejas y corderos, no obstante el 

turismo ha incrementado en los últimos años.

Aunque en la mayor parte de su historia el Tíbet 

mantuvo un cierto grado de autonomía política desde el 

siglo XVIII, por lo menos, estuvo bajo control chino, el 

cual se perdió durante la revolución de 1912 que depuso al 

último emperador durante el largo período de guerras que 

siguió, pero fue recuperado de nuevo a partir de los años 

50 estando Beijing ya gobernada por los comunistas. 

La persecución de los budistas obligó al Dalai Lama, la 

máxima autoridad religiosa y política, a refugiarse en la 

India, lo que contribuyó al incremento de las tensiones 

entre los dos países, entre otras razones porque la India 

tiene reivindicaciones territoriales sobre el Tibet (ya hubo 

un conflicto armado entre ambos países en 1962) y, 

obviamente, es de gran importancia estratégica porque a 

pesar de que la enorme frontera natural del Himalaya entre 

los dos países (y con Pakistán) sea  casi infranqueable dos 

de los grandes ríos que bañan las llanuras del subcontinente 

indio, el Indus y el Brahmaputra nacen en la meseta 

tibetana y no hay que olvidar que el mismo Ganges, el gran 

río sagrado de la India nace en los glaciares del Himalaya, 

es decir,  en la frontera con el gigante chino.

Actualmente Tíbet es una región autónoma de 

China, pero el hecho que el budismo se haya convertido en 

una práctica religiosa que cada vez tiene mayor número de 

adeptos  en los países occidentales, que se le haya dado 

el Premio Nobel de la Paz al Dalai Lama y que este sea 

una figura de gran prestigio y presencia mundial, ya que 

exceptuando al Papa no hay otra figura religiosa que tenga