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Facultad de Ciencias Políticas y Sociales
Mearsheimer, ya que no es negociar una alianza militar
tipo OTAN con los adversarios de Beijing y prepararse
para la guerra. La política correcta es, pues, mantener la
moderación y practicar una diplomacia de gran prudencia.
En consecuencia, al comparar el realismo ofensivo
de Mearsheimer con el realismo clásico de Kissinger, nos
parecen más acertadas las conclusiones de Kissinger sobre
la relación de EE. UU. con China pues como este último
señala en la parte final del capítulo que comentamos, a
diferencia del período de la Guerra Fría durante el cual la
línea divisoria de los bloques de poder era definida por las
fuerzas militares, en la actualidad el «componente militar»
no debe concebirse como el único y menos aún como el
principal componente del equilibrio de poderes.
Según Kissinger, el concepto de «asociación»
(partnership) debería convertirse en el componente
principal del «moderno equilibrio de poder», especialmente
en Asia, de manera tal que la combinación de una estrategia
de equilibrio de poder junto con la «diplomacia asociativa»
(partnership diplomacy), aunque esta no se encuentre en
condiciones de remover todas los elementos adversos y
contradictorios de la relación de Washington con Beijing, por
lo menos sí encuentre los medios para mitigar el impacto
de las contradicciones, ya que «esto puede dar a los líderes
chinos y americanos una experiencia en cooperación
constructiva que conduzca a sus sociedades a pensar en
cómo construir un futuro más pacífico» (ibid.).
Alternativas al realismo: la geopolítica
La geopolítica no es una corriente teórica de las
relaciones internacionales que se diferencie substancialmente
del realismo, aunque su tesis fundamental, que la geografía
determina la política exterior como sostenía Haushofer, sí
la ubica en un plano distinto pues debemos recordar que
el realismo sostiene que el factor decisivo de la política
internacional son los actores estatales y su «lucha por