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Facultad de Ciencias Políticas y Sociales
agua internacionales que se originan en el altiplano tibetano
(tercer depósito de agua dulce después del Ártico y la
Antártida) hacia regiones densamente pobladas en China
continental pero perjudicando a países «aguas abajo» como
la India, Birmania Tailandia o Vietnam.
Por otra parte, según Mearsheimer, hay que tener
presente que China tratará de limitar la capacidad
americana de proyectar su poder en la región del Océano
Índico y de los estrechos que comunican con él (Malaca,
Sunda y Lambak entre Malasia e Indonesia) debido a su
dependencia del petróleo proveniente del Golfo Pérsico
y a su creciente intercambio de todo tipo con los países
africanos, lo que seguramente la llevará a incrementar su
poderío naval, tanto militar como comercial, y de nada
le servirá mantener bajo perfil y aparentar intenciones
pacíficas porque no importa lo que Beijing diga para dar
a conocer sus «buenas intenciones», de acuerdo con el
realismo ofensivo siempre habrá que desconfiar porque si
no se puede saber cuáles son sus verdaderas intenciones
en la actualidad, menos aún se puede especular acerca de
cuáles serán en el futuro.
En cuanto a la reacción de los países de la región,
Mearsheimer prevé que algunos se alinearán con
Washington buscando mantener el equilibrio de poder,
Beijing tendrá algunos países de su lado y más de alguno
buscará la neutralidad, pero nadie permanecerá sin
asumir una posición clara en esta «competencia por la
seguridad» como la llama el académico de Chicago que
tendrá como ingredientes principales las crisis focalizadas
con posibilidades de confrontación armada directa
entre las dos superpotencias en algunas localizaciones
geográficas específicas (Corea, Taiwán) mientras que en
otras esto puede ocurrir a través de potencias menores
(Filipinas, Vietnam) todo lo cual supone el surgimiento de
una carrera armamentista regional y el incremento del
peligro de una guerra entre las dos potencias o varias
guerras localizadas por interpósitos Estados.