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Facultad de Ciencias Políticas y Sociales

comando de Zetas. Dicho comando era dirigido por el ex kaibil 

apodado «comandante bruja». Bajo su orden, los campesinos 

fueron torturados y decapitados. Todos ellos trabajaban para 

un operador guatemalteco del Cártel del Golfo, de nombre 

Otto Salguero, quien había robado un cargamento de droga 

de dos mil kilos de cocaína, con un valor de mercado de 

más de siete mil dólares el kilogramo. Luego de perpetrar 

la matanza, los Zetas cortaron una pierna de las víctimas y 

grabaron en él, con sangre, un mensaje para Otto Salguero.

Por si esto no fuera suficiente, los medios informativos 

en Guatemala han dado cuenta del avance nada sigiloso, 

pero sí expedito de la organización de los Zetas hacia el 

oriente de Guatemala. Las fuerzas de seguridad encontraron 

en los departamentos de Jutiapa, Jalapa y Zacapa casas de 

seguridad, arsenales y sujetos que (se presume) pertenecen 

a dicha organización. ¿Puede un comando Zeta erradicar a un 

gabinete completo de gobierno? ¿Puede introducir a una frágil 

democracia al punto de la crisis de estabilidad generando 

terror a diestra y siniestra? Lo mismo puede afirmarse en 

relación con el impacto que generan las pandillas. Poseen la 

capacidad para extorsionar de forma violenta prácticamente a 

todos los sectores de la sociedad guatemalteca. 

Ambas realidades, tanto la mexicana como la 

guatemalteca cumplen con bastante fuerza los elementos 

planteados por el esquema de Lupsha en relación a 

la penetración del crimen organizado dentro de las 

esferas estatales. En este caso en particular no se trata 

solamente de utilizar algunos mecanismos estatales para la 

consecución de objetivos económicos. Se trata, en esencia, 

de construir un Estado (no formal) dentro de la formalidad 

estatal.  De tal forma que tanto recursos específicos como 

la misma política pública responde a intereses propios de 

las estructuras criminales, las cuales operan ya en una 

relación simbiótica. Mientras dicha relación esté presente y 

adquiera regularidad es imposible a todas luces afirmar que 

la consolidación democrática ha sido completa. El siguiente 

esquema ilustra mejor lo que quiero decir.