173
Cátedra de Coyuntura Internacional
aspectos estructurales en el funcionamiento del actual
presidencialismo mexicano.
¿Cómo profundizar en la democratización de un
régimen presidencial que se esconde tras un Ejército nacional
que realiza tareas sin basamento constitucional? ¿Cómo
apuntalar la consolidación democrática cuando la estabilidad
del sistema se carcome en razón de la violencia que aún persiste
en el espacio público? ¿Es compatible la noción de democracia
estable (no digamos consolidada) cuando se contabilizan
cifras de muertos y desaparecidos que perfectamente podrían
pertenecer al actual conflicto en Siria?
Apuntar al problema de la consolidación democrática
en el Triángulo Norte, requiere que presente algunas cifras,
aunque sea de forma un tanto artesanal. El área denominada
Triángulo Norte (Guatemala, Salvador, Honduras) es
también denominada el Triángulo de la Muerte. Un informe
de la Universidad Nacional de Defensa en Washington
sobre la situación de los derechos humanos en la región
centroamericana apunta que más de 128 mil homicidios
en los 11 últimos años se han cometido en esta área, la
cual concentraría el 88 % de toda la violencia regional. Las
cifras separadas de violencia para el 2011 (Guatemala,
38 homicidios por cada 100 000 habitantes; Honduras,
86 por cada 100 000 y El Salvador, 69 por cada 100 000)
son aún por mucho superiores a la media latinoamericana
que se encuentra en 22 por cada 100 000 o a la de casos
excepcionales como la costarricense de 11 homicidios por
cada 100 000 habitantes.
Responder el gran porqué de la violencia en el área
del Triángulo Norte exige una necropsia muy bien hecha
sobre sus diferentes motores. Algunas razones de corte
estructural son: (1) la violencia histórica, lo cual significa
la utilización de mecanismos violentos para la resolución
de las disputas privadas entre los ciudadanos; (2) la
violencia producida por los aparatos represores del Estado
que aún en época de paz siguen operando al margen de la
ley; (3) violencia producto de las extorsiones y secuestros
generados por pandillas; y (4) la violencia propia del mundo
del narcotráfico.