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Cátedra de Coyuntura Internacional

organizado (en sus distintas 

tipologías, aunque para el 

caso presente hemos de 

referirnos al tipo de crimen 

organizado que opera cual 

Estado paralelo) estar al 

nivel de los actores con 

efecto político que sustentan 

o precondicionan la variable 

de 

gobernabilidad? 

Me 

parece a mí, al menos, una 

pregunta totalmente válida. 

Hemos de hacer un 

detour en este momento. 

Apuntemos las característi-

cas fundamentales de dicha variable que hemos denomi-

nado crimen organizado. El famoso criminólogo Luis Alfon-

so Bruccet expresa que «toda mafia es crimen organizado, 

pero no todo crimen organizado es mafia». Las tipologías 

del crimen organizado que se acercan con mayor claridad 

al constructo de «mafia» poseen las siguientes característi-

cas: (1) alta cohesión del grupo, (2) rituales de iniciación o 

distinción entre el miembro y el no miembro, (3) identidad 

criminal y grupal asociada a una locación geográfica, (4) la 

lógica empresarial como superior a la lógica criminal, y (5) 

entenderse como una forma de sistema alterno o Gobierno 

paralelo, con lo cual se expresa un profundo componen-

te de lealtad y honorabilidad en el comportamiento de los 

miembros iniciados. 

Los cárteles de la droga se encuentran en una 

variopinta evolución. Son denominados cárteles debido 

a que fijan los precios del consumo y venta de la droga 

además de su producción. Sin embargo, carecen de 

rituales de iniciación aunque tengan una identidad de 

grupo muy sólida por lo general apegada a un territorio 

geográfico determinado donde usualmente el cártel tiene 

su lugar de origen.

¿Puede el crimen 

organizado (en sus 

distintas tipologías, 

aunque para el caso 

presente hemos de 

referirnos al tipo de 

crimen organizado 

que opera cual Estado 

paralelo) estar al 

nivel de los actores 

con efecto político 

que sustentan o 

precondicionan 

la variable de 

gobernabilidad?