164

Facultad de Ciencias Políticas y Sociales

La relación propuesta en mi disertación otorga una 

considerable importancia a las dinámicas que suceden dentro 

del sistema político.  Vieja discusión ya es esta entre los 

estudiosos de la materia.  Esas dos variables fundamentales 

apuntadas por Alcántara (estabilidad y gobernabilidad) son 

la mancuerna esencial que conforma la dinámica funcional 

del sistema político. Cuando no se entienden como variables 

indistintas son como precondición una de la otra, vale la 

pena preguntarse si dentro de los actores políticamente 

relevantes puede existir alguna tipología de actor que ponga 

ambas variables en tela de juicio. La pregunta se hace más 

compleja cuando afirmamos que dicho actor no tendría los 

elementos clásicos apuntados en la literatura politológica. 

¿Qué es lo que estoy planteando?  

Concuerdo en buena medida con la mayoría de 

politólogos institucionalistas en términos de afirmar que las 

transiciones a la democracia son transiciones inconclusas. 

A casi tres décadas del retorno a la democracia no cabe 

duda de que la permanencia de aquellos mecanismos que 

O´Donell denominó «no formales» parecen conformar una 

primacía que apunta a la permanencia de las llamadas 

«semi-democracias». ¿Hasta qué punto la conformación 

del ámbito de las semi-democracias puede responder 

solamente a un problema de gobernabilidad propio de los 

actores tradicionales políticamente relevantes? Esta es 

precisamente la pregunta base de nuestra conferencia, 

así como al mismo tiempo la pregunta incómoda para los 

politólogos de corte institucionalista. 

Por mucho que politólogos como O’Donnell hayan 

apuntado a la vigencia de vicios no formales por parte de 

actores no legítimos de la poliarquía o por mucho que autores 

«sagrados», como Alcántara, hayan afirmado que la cuestión 

de la gobernabilidad pasa simplemente por actores políticos 

tradicionales legitimando reglas formales, pocos parecen 

notar que en las semidemocracias latinoamericanas de 

esta década la consolidación democrática se hace imposible 

en razón del impacto de ciertos actores no tradicionales 

que no son políticos ni relevantes. ¿Puede el crimen