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Cátedra de Coyuntura Internacional
multiplicó los trámites y procedimientos, que lentamente
fueron vencidos por la oposición; se fijaron condiciones
y plazos para la recolección de firmas que la hacían casi
imposible, pero la movilización masiva de la población
permitió vencer ese obstáculo. Después de muchos otros
retrasos basados en innumerables excusas, se fijó entre
los días 24 y 30 de octubre el proceso de recolección de
las firmas del veinte por ciento de los electores, paso
decisivo para activar el referéndum.
Pero el 20 de ese mes, varios jueces dotados de
competencias puramente regionales comenzaron a emitir
sentencias que implicaban la suspensión de la recolección de
firmas, sustentándose en denuncias de supuestos fraudes
en las etapas anteriores del proceso. Inmediatamente el CNE
se sometió a las sentencias sin siquiera consultar al Tribunal
Supremo (Hernández, 2016). En esta maniobra parecen
haber tenido un papel decisivo algunos gobernadores de
estados pertenecientes a los sectores más radicales del
chavismo, que prefirieron afrontar la reprobación nacional
e internacional por ese acto que arriesgarse a un resultado
negativo en el referéndum.
La suspensión de la recolección de las firmas,
aunque era una hipótesis probable, pareció sorprender a
la MUD que tardó en dar respuestas a sus bases. Aunque
se produjeron manifestaciones masivas entre los meses
de octubre y noviembre, ellas tuvieron poco efecto ante
el carácter irreversible de la medida. En el momento en
que algunos de los partidos de la coalición se planteaban
intensificar las movilizaciones, desde el oficialismo se
activó una «mesa de diálogo» en la que se ofrecía la
posibilidad de establecer una negociación acerca de los
conflictos políticos más importantes, como el acoso a la
Asamblea Nacional, la suspensión del referéndum y la
situación de los presos políticos.
Ante una solicitud explícita del representante de
la Santa Sede ante la mesa de negociaciones, la MUD