105

Cátedra de Coyuntura Internacional

multiplicó los trámites y procedimientos, que lentamente 

fueron vencidos por la oposición; se fijaron condiciones 

y plazos para la recolección de firmas que la hacían casi 

imposible, pero la movilización masiva de la población 

permitió vencer ese obstáculo. Después de muchos otros 

retrasos basados en innumerables excusas, se fijó entre 

los días 24 y 30 de octubre el proceso de recolección de 

las firmas del veinte por ciento de los electores, paso 

decisivo para activar el referéndum. 

Pero el 20 de ese mes, varios jueces dotados de 

competencias puramente regionales comenzaron a emitir 

sentencias que implicaban la suspensión de la recolección de 

firmas, sustentándose en denuncias de supuestos fraudes 

en las etapas anteriores del proceso. Inmediatamente el CNE 

se sometió a las sentencias sin siquiera consultar al Tribunal 

Supremo (Hernández, 2016). En esta maniobra parecen 

haber tenido un papel decisivo algunos gobernadores de 

estados pertenecientes a los sectores más radicales del 

chavismo, que prefirieron afrontar la reprobación nacional 

e internacional por ese acto que arriesgarse a un resultado 

negativo en el referéndum. 

La suspensión de la recolección de las firmas, 

aunque era una hipótesis probable, pareció sorprender a 

la MUD que tardó en dar respuestas a sus bases. Aunque 

se produjeron manifestaciones masivas entre los meses 

de octubre y noviembre, ellas tuvieron poco efecto ante 

el carácter irreversible de la medida. En el momento en 

que algunos de los partidos de la coalición se planteaban 

intensificar las movilizaciones, desde el oficialismo se 

activó una «mesa de diálogo» en la que se ofrecía la 

posibilidad de establecer una negociación acerca de los 

conflictos políticos más importantes, como el acoso a la 

Asamblea Nacional, la suspensión del referéndum y la 

situación de los presos políticos.

Ante una solicitud explícita del representante de 

la Santa Sede ante la mesa de negociaciones, la MUD