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Cátedra de Coyuntura Internacional
Pero el resultado fue un choque para el oficialismo,
ya que perdió más de medio millón de votos entre octubre
de 2012 y abril de 2013, y la diferencia con el candidato
opositor fue de apenas 1.49 % (Consejo Nacional
Electoral, 2013). Aunque buena parte de esta merma
correspondió a la abstención de electores chavistas, otra
fue a engrosar el caudal de la oposición para darle el
mayor número de votos obtenido desde el comienzo del
régimen chavista.
No obstante, la frustración producida en los opositores
por lo que percibieron como una victoria escamoteada y
mal defendida contribuyó a su desmovilización, que se
expresó en las elecciones municipales de diciembre de
2013 con una relativa victoria del oficialismo. A pesar de
ello, un sector minoritario de la oposición parecía creer
que las crecientes dificultades económicas propiciaban
las condiciones para generar un amplio movimiento de
protestas de calle que terminara con la caída del régimen,
tomando posiblemente como modelo las «revoluciones
de colores» de algunos países europeos. Implícitamente,
se daba a entender que algunos sectores militares se
resistirían a ejecutar una represión violenta y sistemática
de las protestas, por lo cual terminarían rebelándose contra
el Gobierno y aliándose a la oposición. El movimiento, que
fue bautizado como «La Salida», aprovechó el inicio de
algunas protestas estudiantiles en varias ciudades del país
en febrero de 2014 para impulsar la movilización, que sin
embargo no era apoyada por los partidos más importantes
de la MUD. A diferencia de lo esperado por los líderes, los
cuerpos armados policiales y militares no tuvieron el menor
escrúpulo en reprimir violentamente las manifestaciones ni
en hacer detenciones masivas que terminaron produciendo
graves violaciones a los derechos humanos, como la
muerte de manifestantes y la tortura de detenidos. El líder
del partido Voluntad Popular, Leopoldo López, fue acusado
de promover la violencia y encarcelado, las protestas se
fueron dispersando y perdiendo fuerza en pocas semanas,
sin haber logrado su objetivo, y con un saldo negativo
de miles de detenidos o procesados, la mayoría de ellos
jóvenes (Guerrero, 2014).