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/ De esclavas y de siervas: víctimas del crimen en Guatemala
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La participación femenina en las pandillas empezó a hacerse relevante, si no
en la toma de decisiones desde la rueda en prisión, sí como ágiles peones para
el contacto con el exterior. Aunque en menor número que los hombres, ellas
son reclutadas para el cobro de extorsiones y el narcomenudeo. También, en
algunos casos para el sicariato.
¿Cómo llegan allí? ¿Por qué? Emilio Gouboud dice que “por amor”. Guzmán
del MP lo confirma “se las cantinean (las enamoran), como se dice vulgar-
mente”. En muchos casos se acercan a la pandilla por tener relación con
algún pandillero. Pero ante todo, es por el sentido de pertenencia.
-La familia ha sido la peor experiencia de su vida- dice enfático Gouboud.
Alejandra es un ejemplo. Hay patrones calcados que Goubaud recita de me-
moria: La pobreza, la violencia intrafamiliar, el abandono, el maltrato, la falta
de oportunidades.
-Se vengan con la sociedad- concluye.
Hay casos en que son forzadas a entrar. El ex ministro Menocal afirma que
durante su gestión asesinaron a tres adolescentes escolares, y después de hacer
las investigaciones descubrieron que ellas se habían negado a entrar en la pan-
dilla.
Ricardo Guzmán, desde la fiscalía de delitos contra la vida, donde ha inves-
tigado casos relacionados con extorsiones, asesinatos a pilotos y otros delitos;
explica:
-Ahora las mujeres se involucran un poco más activamente en temas de delin-
cuencia, en todo tipo de delincuencia. Sin embargo, aunque formen parte de
una organización criminal, aún llegan a ese punto, a ser sólo colaboradoras.
No toman la dirección o control de la organización.
-¿Cómo funciona en las pandillas?