Alejandra Gutiérrez Valdizán /
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respeta mucho eso.
-Pero se rompió el Sur.
- Y entonces todo se vale. ¡Todo se vale! Si yo voy a la cárcel con mi
familia y te puedo matar te mato, si tú estás en la cárcel y yo estoy
en la cárcel, te mato. Se volvió un objetivo principal violar a las mu-
jeres, empezar a joder a las parejas de los líderes.
Pero en ese mismo joder a las parejas de los líderes, se dice que ellas
comenzaron también a tomar el poder.
Después del día de la Virgen de la Asunción comenzó la venganza.
Es probable que también hayan aumentado las capturas; no hay
cifras. Se reacomodaron fuerzas y liderazgos y los palabreros o jefes
de clica, continuaron dando órdenes desde “la rueda” en prisión.
No sólo mantenían el orden adentro sino afuera. Coordinaban las
tareas, incluidas las delincuenciales, extorsiones, narcomenudeo y
sicariato.
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“La pandilla es una estructura democrática y horizontal, desorde-
nada y sin coordinaciones”, dice Emilio Gouboud. “Una estructura
jerárquica y machista”, dice Ricardo Guzmán, ex fiscal de delitos
contra la vida y actual subsecretario del Ministerio Público.
Las pandillas no se aíslan del sistema patriarcal de la sociedad, pero,
han descubierto que las mujeres pueden ser útiles, muy útiles. Su
presencia es menos sospechosa para las fuerzas de seguridad. Ellas guardan
las armas, ellas sirven de bandera para alertar. Ellas pueden circular por la
ciudad, y una tarea esencial: “Las mujeres son el contacto del pandillero con
la calle, así de simple”, dice Carlos Menocal, ex ministro de Gobernación
entre 2009 y 2012.