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/ De esclavas y de siervas: víctimas del crimen en Guatemala
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II
Las sombras de la sombra:
reclutas del crimen organizado
Basta un leve giro al timón para tomar una ruta escabrosa. Ellas,
las mujeres que cuentan sus historias, huían de maltratos, de aban-
donos, de pobreza, de impotencia. En la fuga se encontraron con el
crimen organizado y fueron reclutadas. En las filas de las pandillas
o bajo el mando de los zetas, se replican historias: encuentran el
sentido de pertenencia y luchan por el poder; pero viven bajo una
estructura, una sombra, de la que difícilmente podrán desertar il-
esas. Aquí sus historias.
Ella ha conducido por la carretera con el auto lleno de coca y ar-
mas, ella daba su nombre para los negocios de lavado y organizaba
la logística de las visitas del extranjero, ella jaló el gatillo, ella fue el
contacto entre prisioneros y extorsionados, ella estuvo en la mara,
ella mató, ella cayó en la cárcel. De ellas sólo queda el pronombre
personal: ella. Han perdido el nombre y el rostro. “Quiero que se
sepa mi historia”, dicen reiteradamente en diversos espacios, en lib-
ertad o en prisión. Cuesta entender por qué quieren que se escuche
su historia si ellas ya no serán reconocidas como protagonistas. De
cualquier manera la cuentan.
Los grupos de crimen organizado son entes vivos que si quieren so-
brevivir deben adaptarse. Uno de los sistemas de subsistencia ha