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/ De esclavas y de siervas: víctimas del crimen en Guatemala

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Las grandes sombras de la trata

Hay que marcar con rojo en el calendario de 2011 la hoja de julio. Dos 
hechos aislados entre sí, pero que revelarían a las autoridades el fun-
cionamiento de dos estructuras del crimen organizado: El sábado 11, 
el asesinato del cantautor argentino Facundo Cabral y el domingo 12, 
fue allanada una finca de Ixcán, Quiché, en el noroeste de Guatemala 
fronterizo con México, donde se organizaba una concurrida fiesta de 
supuestos narcotraficantes.

Cabral fue asesinado cuando iba al aeropuerto con el organizador de sus 
conciertos en Guatemala, Henry Fariñas. En un principio se sospechó 
que había sido un ataque directo al cantautor –Fariñas resultó herido-, 
pero las investigaciones que se realizaron con una celeridad poco nor-
mal en Guatemala, revelaron que el ataque fue en realidad contra el 
que en ese momento se consideraba un empresario organizador de 
eventos. Pero Fariñas no sólo organizaba conciertos, sino que utilizaba 
el Club Elite, denominado club nocturno –pero conocido como un 
exclusivo centro de prostitución- para lavar dinero producto del nar-
cotráfico. La trágica casualidad permitió a las autoridades descubrir 
una red internacional en que relacionaba a los propietarios de una 
franquicia de negocios de “diversión para adultos” con el tráfico de 
drogas y el lavado de dinero.

En un inicio se relacionó a Fariñas con el cartel de Sinaloa. Lydia 
Cacho escribió, el 14 de julio de 2011, en el medio SinEmbargo: “Si 
la DEA decide participar directamente con la CICIG, la muerte del 
cantante habría servido para evidenciar una de las redes de esclavi-
tud de mujeres más poderosas de la región, cuyas ganancias multi-
millonarias terminan en bancos mexicanos y norteamericanos”.

El caso Fariñas, víctima convertida en victimario, se trasladó a Nica-
ragua en donde fue juzgado por narcotráfico, lavado de dinero, falsi-