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/ De esclavas y de siervas: víctimas del crimen en Guatemala
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a putear, me dijo. Empecé a temblar. Ya estaba bajo efectos del licor,
se le sentía el aliento. Si no lo querés por las buenas lo vas a tener por
las malas. Acostate, me dijo, me acosté con miedo siempre. Nunca
has tenido marido. No he tenido, le dije yo. Se sacó su pene erepto
y se empezó a echar vaselina, empezó a manipularme, me agarraba
duro de la espalda, me socaba con los dedos, no hagás más mov-
imiento porque aquí nadie te va a defender. Por miedo a que me
hiciera algo peor no hice nada. Sangré bastante, tenía 14 años, pasé
con mucho dolor de cintura, me dolía la cabeza, tal vez era emocio-
nal, con fiebre, tengo síntomas como de gripe o algo, le decía yo a
la señora, ya se te va a quitar, me decía, y me tiraba unas pastillas”.
Carolina estuvo tres años encerrada en esa casa. La dueña la ataba
de pies y manos y la golpeaba. Su única salida era, muy de vez en
cuando, ir al mercado con alguna otra compañera. La llevaban ves-
tida de chico. Había otras dos menores en la casa, pero “a ellas se
las llevaron unos hombres, pagaron por ellas y se las llevaron saber
para qué”. La mujer que sostiene ahora un bebé sano y tranquilo,
también tuvo un bebé en el encierro, ¿quién era el papá?: “Saber”,
uno de los clientes.
La dueña de la casa no le pagaba, se evadía diciendo que el trato
era con su tía y que le debía dinero por su ropa, sus zapatos y el
maquillaje que utilizaba para el trabajo. Carolina sospecha que la
señora tenía pactos con la policía, les daba dinero y venían también
los agentes a recibir servicios sexuales, incluso, dice Carolina, había
una policía lesbiana que llegaba allí.
A los 17 años ella tomó a su hijo y convenció al encargado de se-
guridad de aquella casa en la zona 6 para que la dejara salir. Le dijo
que iba a comprar tortillas. Se lanzó temerosa a una ciudad que
desconocía. Carolina siguió trabajando en la calle, de “ambulante”.
–Lo seguí haciendo en la calle, en la calle es diferente el trato, pero al
final es igual porque uno sigue de víctima de los clientes, de las amis-