SIBYL ITALIA PINEDA S.

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REVISTA ACADÉMICA ECO (16) : 15-24, ENERO / JUNIO 2017

directamente indexadas a la evolución del curso bursátil, así como una 
explosión de la riqueza de los altos dirigentes y del sector financiero que, para 
Boyer, resultaría en una colusión de los intereses de estos dos grupos sociales 
en detrimento de los salarios; elementos que aseguraron la expansión global 
del capital. 

Este proceso histórico permite comprender que el sector financiero ejerce una 
influencia muy importante, al menos, en dos ámbitos: primero, en las condiciones 
productivas y las formas de organización del trabajo, pues los criterios de valorización 
bursátil y de rendimiento financiero ejercen presión sobre los núcleos productivos, 
debido a que la comunidad financiera busca que en el ámbito productivo se 
generen los ingresos suficientes para cubrir las obligaciones de deuda; y, con ello, 
que se busque constantemente reducir los costos laborales; y segundo, porque en 
el proceso de su acelerada expansión, los mecanismos financieros han posibilitado 
al capital alcanzar nuevos espacios para su valorización; condición que modifica 
profundamente la esfera del consumo.

Esto último se refiere a que la esfera financiera, en los últimos años, ya no se 
relaciona exclusivamente con los inversionistas productivos, sino que también 
ha encontrado una importante contraparte en los trabajadores asalariados 
(Lapavitsas, 2011). Esta nueva relación implica una modificación profunda de 
los patrones de consumo

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 de la clase trabajadora, no solo porque se estimula 

el consumo por medio del sobreendeudamiento de los hogares, sino porque se 
han creado y estimulado la creación de fondos mutuos y de fondos de previsión 
privados, que canalizan los ahorros salariales hacia los mercados financieros. Esto, 
para Lapavitsas (2011), representa una transformación en las configuraciones de 
las relaciones capitalistas y laborales, pues la acumulación de deuda de la clase 
trabajadora, en especial, la deuda sobre los ingresos salariales es lo que permite 
garantizar la continuidad del sistema. 

Hasta este punto, es innegable que, tanto las innovaciones en la forma de 
organización del trabajo, como la acelerada expansión de los mecanismos 
financieros, han ocasionado una transformación profunda en las relaciones 
laborales. Estas nuevas condiciones son fundamentales porque posibilitan la 
construcción de una nueva subjetividad de la clase trabajadora.

2. Una nueva subjetividad

El término subjetividad se vincula con la formación de la identidad, la cual surge de 
las distintas relaciones e interacciones sociales y cuya formación está fuertemente 
influenciada, tanto por las relaciones y condiciones económicas, como por las 
relaciones de poder. La identidad laboral, por lo tanto, se puede construir alrededor 
de tres conceptos:

7 El capital de hoy es dependiente, para su competitividad, efectividad y rentabilidad, de los 
consumidores; de manera que sus itinerarios son guiados por la presencia o ausencia de consumidores, 
así como por las oportunidades de producir consumidores, es decir, con ideas que le permitan generar 
y alimentar la demanda (Bauman, 2000), como, por ejemplo, los créditos al consumo.