ALMA DEL CID

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REVISTA ACADÉMICA ECO (14) : 71-84, JUNIO 2016, ISSN: 2312 - 3818

mercados locales, nacionales e internacionales. Menciona ventajas o utilidad 
para distintos sectores, lo cual convierte la metodología en instrumento de 
política de desarrollo socioeconómico: 

o Para el sector privado es alcanzar y mantener competitividad 

o Para el sector público es intentar la inclusión de los pequeños 

productores y la redistribución de las ganancias en la cadena.

El que la gente pobre sea capaz de participar en los mercados de productos 
y servicios, valorizando su base de recursos, sus saberes, sus destrezas y 
la articulación con otros actores en las cadenas de valor representa una 
alternativa de mejoramiento del ingreso, el empleo y las condiciones de 
vida de ellos (GTZ e Inwent,  2009:15). 

• Economía de solidaridad: este modelo plantea introducir la solidaridad en 

la economía: en las empresas, en la interacción entre sujetos, los modos de 
consumo, uso de recursos y factores productivos, lo que es y cómo opera 
el mercado, para plantear una forma de operar distinta a la capitalista. La 
economía de solidaridad lleva a la teoría económica comprensiva, que incluye 
los factores económicos: fuerza de trabajo, medios materiales, tecnologías, 
financiamiento, gestión y factor C.

Razeto (2007) define el factor C como la solidaridad convertida en fuerza 
productiva, es la fuerza social que se genera mediante la unión de conciencias, 
voluntades y sentimientos en un grupo solidario que se propone objetivos 
compartidos. El factor C es un elemento de cohesión, unión y fuerza. Hace 
referencia a compañerismo, cooperación, comunidad, que equivalen a estar 
juntos o hacer cosas juntos.

Para cualquiera de las formas de integración, es sumamente importante establecer 
normas y políticas dentro de las empresas participantes, incluido el tema financiero, 
principalmente para que las pequeñas no se vean afectadas por retraso en los pagos 
de mercadería entregada a empresas de mayor tamaño. Otro factor a cuidar es la 
relación de dependencia que podría generarse, y que puede perjudicar no solo a las 
pequeñas sino también a las grandes empresas. 

Los modelos anteriores de asociatividad representan formas innovadoras, incluso 
momentos por los que deberían transitar tanto las empresas como otros actores 
sociales, cuyo propósito sea lograr el desarrollo sustentable de su territorio. Son 
herramientas para profesionales tanto en temas económicos empresariales como 
técnicos sociales, con la posibilidad de incidir en la organización comunitaria.

La visión de territorio necesariamente refiere al tema de asociatividad entre 
empresas de pequeña escala y otros tipos de organización. IICA y Concope (2011) 
resumen en cinco fases el proceso que sigue la mayoría de iniciativas enfocadas a 
fomentar la competitividad y el desarrollo territorial.