JUAN FERNANDO DÍAZ LARA
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REVISTA ACADÉMICA ECO (14) : 45-58, JUNIO 2016, ISSN: 2312 - 3818
1.2 Los postulados clásicos
Según Landreth y Colander (2006), dentro de los comienzos de la teoría económica,
la innovación no constituye un punto formal de interés y esto se evidencia desde
los primeros postulados que dieron forma a la economía clásica (llamada en sus
orígenes economía política). Esto puede explicarse en parte, derivado a que la
principal preocupación de este grupo de pensadores centraban su interés en poder
explicar los determinantes del salario de los trabajadores, sin ahondar demasiado
en el ingreso total de cada trabajador de forma individual, incluyendo dentro de su
análisis aquellos argumentos que a su criterio influían en los márgenes de ganancia
de las empresas como un todo y no en aquellos que condicionaban los márgenes de
ganancia de alguna firma en específico.
A partir de este interés agregado, los clásicos intentaron dar una explicación formal
a aquellas condiciones que propiciaban el crecimiento de la riqueza de una nación y
con postulados muy ligados a la plusvalía, concentrándose en la forma en que esta
se materializaba sobre todo en la producción agrícola y los excedentes que a partir
de ella podían lograrse (Landreth y Colander, 2006).
En todo caso, este interés de los clásicos estuvo centrado en cómo nuevas formas
de organización en los sistemas de producción podían llevar a obtener mayores
rendimientos sin necesidad de emplear obligatoriamente una mayor dotación de
factores de producción (principalmente trabajo y capital), dejando como principal
punto de interés a la división del trabajo y no al progreso tecnológico (que para
algunos pensadores en la teoría económica podría ser considerado como un símil
de innovación) como el principal detonante de estos beneficios.
Para algunos autores, estos argumentos podrían resultar paradójicos, sobre
todo si se toma en cuenta que la formalización de la economía como ciencia tuvo
lugar dentro de uno de los siglos más influyentes de la historia de la humanidad:
originándose en el conocido Siglo de las Luces o Ilustración.
A partir de ello, el nacimiento de la economía como ciencia estaría inscrito dentro
de uno de los períodos con mayores avances en ciencia y tecnología que darían
vida a la Revolución Industrial (principalmente con la introducción de la máquina de
vapor), dando vida a las primeras escuelas de ingeniería de Europa y a la aplicación
de varias teorías innovadoras que incluían la mecánica newtoniana y una mejora
generalizada en la comprensión de las leyes físicas y naturales, de las cuales el
mismo Smith, con una metodología fundamentada en el pensamiento inductivo y
fundador de la ciencia económica, tendría parte (Landreth y Colander, 2006).