LA GESTIÓN DE LOS PROCESOS DE INNOVACIÓN

REVISTA ACADÉMICA ECO (14) : 85-101, JUNIO 2016, ISSN: 2312 - 3818

98

Conclusiones

La gestión en las instituciones educativas de la Compañía de Jesús debe darse a lo 
largo y ancho de la organización, y de manera transversal en cada una de las funciones 
sustantivas que toda universidad debe realizar: la docencia, la investigación y la 
extensión-difusión. Sería prácticamente imposible entender la educación superior 
sin la presencia explícita y articulada de estas tres grandes funciones universitarias, 
las cuales siempre deben estar muy estrechamente relacionadas y en constante 
búsqueda de la innovación, por lo que forzosamente la debemos propiciar desde 
la gestión, es decir, desde la forma propia de cada institución, desde su quehacer 
diario, desde lo cotidiano, desde su esencia y razón de ser. No podemos comenzar 
un proceso de innovación sin tener una base firme, un piso común o un andamiaje 
desde el que marquemos nuestro punto de partida y que a final de cuentas podamos 
medir el avance impulsado por la innovación puesta en marcha.

Sabemos que en ocasiones somos parte de un proceso, en otras somos 
responsables de un proceso, pero no los operadores del proceso; sin embargo, 
debemos comprender el todo, la dimensión total, y entonces corresponsabilizar 
a todos en el proceso. Existen más procesos de innovación exitosa cuando vienen 
de la línea de trabajo, es decir, con los directamente involucrados y no por decreto 
o porque dijo la rectoría; entonces desde ahí es donde se construyen propuestas 
interesantes y factibles que tienden a ser prácticas exitosas. Muchos procesos de 
innovación fracasan por resistencia al cambio organizacional, porque no se preparó 
bien el campo de trabajo y no hubo una sensibilización previa o un apoyo decidido 
de la alta dirección.

El tema de la gestión de un proceso exitoso, pasa por el cómo se asumió el proceso 
de aprendizaje. El tema de los fracasos nos dice que tenemos que aprender 
haciendo, pero eso tiene un límite. No podemos aprender solo de los fracasos o 
estar fracasando siempre. A veces hay una suposición ingenua de que las cosas 
pueden ser como las pensamos y a veces eso no sucede, casi siempre las cosas 
terminadas se parecen bastante poco a lo diseñado o soñado.

No hay una fórmula o modelo a seguir para que una institución hoy exitosa, lo 
siga siendo en tres o más años, porque la innovación es un factor clave y hay que 
trabajarla a diario, permanentemente.

Es necesario estar conscientes, caer en la cuenta de que debemos, evaluar el 
proceso de gestión, identificar los factores claves o críticos de éxito o fracaso y 
entonces partir de ahí para poder innovar, mejorar, hacer más con lo menos, buscar 
el Magis, concepto que hace referencia en la educación jesuita al dinamismo de la 
espiritualidad de Ignacio de Loyola, que impregna el ser y quehacer de toda obra 
apostólica de la Compañía de Jesús, la búsqueda del más, del bien más universal, 
de la excelencia.