REVISTA ACADÉMICA ECO
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Antecedentes
Las metodologías frecuentemente utilizadas para
analizar la competencia en el sector bancario
incluyen índices de poder o concentración de
mercado, como los de Hirschman-Herfindhal,
Lerner, y Dominancia, entre otros (Ávalos y
Hernández Trillo, 2006; Elzinga y Mills, 2011), los
cuales estrictamente permiten caracterizar la
estructura del mercado, pero no hacen explícitas las
interacciones entre sus integrantes.
Fuentelsaz y Gómez (2008) y Modia (2011), en
cambio, utilizan el índice de Chen para evaluar las
relaciones de competencia del sector bancario
español a partir de las interacciones de los bancos o
cajas de ahorro en diferentes mercados geográficos
(contacto multimercado). Este indicador permite
identificar a los principales rivales de cada entidad
financiera en diferentes momentos, así como
cuantificar su importancia relativa.
Marco teórico
Chen (1996) afirma que una gran variedad de análisis
competitivos se han limitado al nivel de industria y
no se ha desarrollado el análisis de la competencia
entre firmas a nivel individual. Estudios de esa
naturaleza no permiten analizar las relaciones de
una empresa con sus competidores principales,
información que es relevante para la toma de
decisiones estratégicas en las empresas, o bien en
las reacciones de las mismas hacia las acciones de
la competencia.
A partir de eso, Chen (1996) sugiere estudiar
el contacto multimercado para determinar las
relaciones de competencia de las empresas y
predecir sus interacciones en el mercado, debido
a que el grado en el que se traslapan unas con
otras, determina si son competidoras directas
e inmediatas. El contacto multimercado se da
cuando las empresas compiten entre sí de manera
simultánea en varios mercados de productos
o geográficos (Karnani y Wernerfelt, 1985;
Jayachandran, Gimeno y Varadarajan, 1999).
La coincidencia de las empresas en diversos frentes
(de productos o mercados) podría afectar sus
incentivos e influir la manera en la que compiten y
rivalizan, debido a que sus movimientos competitivos
podrían estar vinculados en los diferentes mercados
en los que interactúan. Esa interdependencia
extendida1 podría reducir la competencia agresiva,
constituyendo una situación de tolerancia mutua o
aumentando las posibilidades de colusión; incluso,
podría conducir al mimetismo entre competidores
(Edwards, 1955; Karnani y Wernerfelt, 1985;
Bernhein y Whinston, 1990; Gimeno y Woo, 1999;
Haveman y Nonnemaker, 2000).
Esos factores contribuyen a que las interacciones
varíen de relación en relación y de empresa a
empresa, como reconocen Baum y Korn (1996)
y el mismo Chen (1996), lo cual implica que la
influencia que un par de empresas se ejercen entre
sí no es simétrica: aunque una empresa puede
ser la principal competencia de otra, esto no es
necesariamente recíproco.
1 La interdependencia extendida refleja la relación de
las empresas en diversos mercados, mientras que la
interdependencia horizontal (Adams, 1974) se refiere
únicamente a la concentración del mercado como
determinante de las relaciones entre los competidores.