REVISTA ACADÉMICA ECO
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fue introducido en la década de los cuarenta por un
misionero estadounidense. En sus inicios la producción
agrícola la compraban comerciantes de Quetzaltenango
para revenderla, pero luego los productores agrícolas
se integraron hacia adelante, cubriendo la actividad de
comercialización (Godínez, 2004).
La producción agrícola es a pequeña escala e intensiva.
Un estudio realizado en 2001 sobre una muestra de
189 productores reveló que el 93 % de las unidades
productivas a esa fecha tenían un tamaño menor a una
hectárea. El uso permanente del suelo refleja incidencia
en menor productividad, situación que es contrarrestada
con mayor uso de fertilizantes (Godínez, 2004). La
producción agrícola se centra en verduras y hortalizas,
en especial en zanahoria, cebolla, papa, repollo, lechuga,
ejote y remolacha.
La falta de vocación del suelo para la agricultura impulsó
el uso temprano de fertilizantes, en especial la urea,
alrededor de los años cincuenta (Godínez, 2004). La
construcción de la carretera Panamericana dos décadas
antes creó las condiciones de infraestructura para la
comercialización de la producción agrícola, al permitir su
transporte a menor costo; superando los obstáculos de
comunicación que impiden el desarrollo de comunidades
agrícolas señalados por Theodore Schultz. El uso de
fertilizantes y productos agroquímicos también permitió
que en Almolonga se experimentara la innovación
tecnológica de la agricultura, también sostenida por
el citado autor (González-Vega, 2005). Sin embargo,
el uso intenso de productos agroquímicos comienza
a convertirse en un problema en Almolonga, debido
a que los productores agrícolas utilizan sobredosis de
fertilizantes, pesticidas, herbicidas y otros productos
similares. La utilización excesiva de productos químicos
ha generado contaminación de los manantiales y fuentes
hídricas (Concejo Municipal de Desarrollo, 2010).
La alta reducción de la pobreza en Almolonga y El Progreso
Jutiapa puede asociarse al modelo de producción agrícola
a pequeña escala orientado al mercado existente en
ambos municipios. Estudios realizados en diversos países
indican que el crecimiento económico sustentado en el
sector agrícola es al menos el doble de eficaz en reducir
la pobreza, que el crecimiento basado en otros sectores
(Banco Mundial, 2008). El modelo de producción agrícola
en los dos municipios analizados permite generar
empleo e ingresos a su población, en especial de quienes
participan más allá de la fase de producción en la cadena
de valor, lo que les permite obtener una mayor proporción
del excedente económico.
Las condiciones que han posibilitado desarrollo en los
municipios de Almolonga y El Progreso consisten en
adecuadas dotaciones de capital natural, físico, econó-
mico y humano. La disponibilidad de fuentes hídricas es
factor clave en el desarrollo de la agricultura en los dos
municipios. Este capital se complementa con carreteras
y caminos que permiten el acceso al mercado nacional e
internacional. A lo anterior se agregan los recursos finan-
cieros que ingresan en forma de remesa provenientes de
la población que emigró hacia Estados Unidos.
En Almolonga, el monto promedio mensual de remesas
es de US$300 por familia (Concejo Municipal de
Desarrollo, 2010) y en El Progreso el promedio mensual
es alrededor de US$150 (Díaz, 2013). En materia de
capital humano, resalta la alta tasa de alfabetización
que permite aplicar innovaciones tecnológicas a la
producción agrícola y, así, obtener mayor productividad.
Como lo señala Schultz (Gonzalez-Vega, 2005), el
agricultor que sabe aplicar conocimientos científicos a la
agricultura produce en abundancia aunque la tierra sea
pobre. El conocimiento ha permitido a los agricultores
de ambos municipios sustituir, lo que Schultz llama, la
agricultura tradicional, de subsistencia, por agricultura
comercial, orientada al mercado.