REVISTA ACADÉMICA ECO

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Conclusiones

La moral puede variar según las sociedades, pero la ética no, porque ella no ofrece 
certeza sobre lo que se debe, o no, hacer en una situación económica concreta. La 
ética, con su función de orientación, es la mera reflexión sobre las convenciones y 
normas sociales.

Las reglas sociales son el entramado base para el desarrollo de una economía, es 
decir, que la moral es indispensable para la existencia de una economía.

A pesar que la economía y la ética nacen en el seno de la civilización griega (mismo 
punto de partida/origen), su desarrollo en el transcurso de la historia es divergente.

Si la moral surge como la necesidad de regular la escasez de recursos, que obliga 
a los individuos a convivir juntos para su sobrevivencia; la ética como la reflexión 
de dicha regulación; y la economía como las medidas para administrar la escasez

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las tres tienen el mismo sujeto de estudio pero desde diferentes perspectivas y 
metodologías. La ética es normativa y la economía –de hoy– exacta (positivista).

La ética no debe ser, o no debería, ser adaptada a las necesidades de la economía 
como ciencia exacta, porque ella misma no es una ciencia exacta; sino que su 
cuestionamiento de la moral sobre las consecuencias e impacto de la medidas 
económicas, ofrece una perspectiva que complementa a la economía moderna.

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 “La economía se ocupa de los problemas de escasez del ser humano” (Sperber, 2012, p.6).