REVISTA ACADÉMICA ECO

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1. Lección aún no aprendida: ética 

no es sinónimo de moral

Quien argumenta en las discusiones económicas 
utilizando la palabra “ética” es considerado como 
moralista o incluso religioso. En situaciones 
cotidianas, la ética y la moral son utilizadas 
intercambiablemente. “La ética no es moral, sino 
su reflexión teórica. [...] La moral tiene certeza 
basada en creencias, tradiciones o en convenciones 
sociales” (Waibl , 2005, p. 12), la ética no.

Según Cortina (1986), la moral es el conjunto de 
códigos y juicios de la sociedad que responden a la 
pregunta “qué debo hacer” en una acción concreta. 
Y la reflexión del “por qué” sobre esos códigos y 
juicios en la ética.

La ética o reflexión de la moral (filosofía moral) 
cuestiona el trato y comportamiento de los seres 
humanos desde una perspetiva de lo bueno y lo 
malo, entre lo justo e injusto (Noll, 2010; Schramm, 
2008; Waibl 2005; Molitor, 1989; Cortina, 1986). 

Desde una perspectiva kantiana, el hombre tiene 
competencia moral, por lo que puede desarrollarla 
y llevarla de un poder (habilidad) a un deber (Kant, 
1977). En otras palabras, el ser humano es social 
y racional con la habilidad de crear y respetar 
convenciones con otros; implicando así su potencial 
ético. Dado que el ser humano es racional, tiene 
la responsabilidad de decidir, y la ética es su 
instrumento de reflexión. Si bien todo ser humano 
tiene competencia moral, no implica que sea 
un individuo moral, o incluso ético. Alguien que 
estudió mecánica, no necesariamente es inventor 
de vehículos, ni un buen conductor.

1. Moral y comportamiento 

económico

El ser humano es complejo; su comportamiento es 
irracional y sin embargo, procura la justicia; pero 
en cuanto a economía se trata, se transforma en 
un ser humano racional y egoísta, afima Bernd Noll 
(2010). Este autor identifica algunas de las ideas que 
rigen su comportamiento humano en las relaciones 
con otros individuos a lo largo de la historia: a) La 
lucha por la vida y la sobrevivencia del más apto

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homo homini lupus del Leviatán (Hobbes, 1996); b) 
El principio de beneficio propio. La solidaridad, la 
cooperación y el altruismo recíproco se manifiestan 
siempre y cuando exista un beneficio a obtener; 
c) El cálculo de costo-utilidad, y por la búsqueda 
constante de la maximización de la utilidad (modelo 
del homo oeconomicus).

Porque todo ser humano quiere tener un juego 
de suma positiva y no de suma cero, se hace 
necesaria la creación de reglas e instituciones que 
estandaricen el comportamiento de los individuos 
con intereses divergentes y que impidan o dificulten 
la vida en sociedad.

Entre más grande sea el tamaño de las sociedades, 
mayor será la integración de sus valores, 
manifestándose en una moral de grupo. Una 
moral integrada permite la coexistencia de todos 
los individuos en una dinámica de constante 
negociación. “La mayor medida institucional 
de prevención al comportamiento divergente 
es la moral.” (Noll, 2010, p. 22). De ahí que en la 

2 Desde la sociobiología, basada en el darwinismo y la evolución 
biológica.