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En 1856, cuando el inglés William H. Perkin inventó

accidentalmente un compuesto químico de color

morado, el que luego se convirtió en el primer tinte

sintético en la historia humana, comenzó la

decadencia de los colorantes naturales; en la

actualidad su uso pertenece al pasado, con pocas

excepciones como ocurre en el campo artístico.

Sin embargo, los serios problemas generados por el

efecto de los tintes sintéticos en el medio ambiente

y la salud humana parece que está llevando de nuevo

al colorante al centro de la atención del mundo.  El

aumento de la demanda del tinte natural no solamente

en la industria de tintorerías sino

también en la de alimentos, cosméticos

y medicinas entre otras, ha motivado

el incremento del número de países en

que se está dando el renacimiento del

cultivo y  producción del mismo.

El area Maya, a pesar de su

localización en la franja del trópico, cuenta con una

gran diversidad de flora y fauna originaria, gracias

a las grandes diferencias de altitud y pluviometría

del área. En ella encontramos 3 de los colorantes

más apreciados a través de la historia humana, los

cuales son: el añil que se obtiene de la planta llamada

Jiquilite, el caracol de la púrpura (Púrpura patula)

oriundo de las costas del Pacífico y golfo de Caribe

y el insecto de la grana cochinilla (Dactylopius

coccus, antiguamente Coccus cacto), huésped de

las plantas del género Opuntia y Napolea.  El presente

artículo tiene por objeto presentar dos de ellos con

un enfoque histórico, ampliando el área de estudio

a toda la zona de Mesoamérica.

Añil

Existen varias plantas de añil originarias del Nuevo

Continente, una de las cuales llamada comúnmente

como Jiquilite (Indigofera suffruticosa Mill) se cree

que contiene más Índigo que el añil de India

(Indigofera tinctoria L.). En torno al uso del añil en

la época prehispánica tenemos, además de las

referencias posteriores a la conquista hechas por los

españoles, evidencias físicas del mismo, tales como

unos fragmentos textiles encontrados en las cuevas

y tumbas y el pigmento llamado

“Azul Maya” con que los mayas

antiguos pintaron sus murales,

vasos de cerámica y códices.  El

Azul Maya es un color azul claro

tirando más bien a turquesa. Dado

que la tonalidad turquesa no encaja

propiamente con la del añil, el

material del pigmento ha sido por mucho tiempo

objeto de discusión entre los investigadores hasta

que recientemente Van Olphen y otros estudiosos

demostraron que el tratamiento de calor en una

combinación hecha del extracto de la planta del añil

índigo y atapulguita, una arcilla mineral, convierte

al índigo en azul resistente al ataque de solventes

y de ácido (Linda S. Roundhill, 1989:253). En el

Museo Popul Vuh de Guatemala se encuentran unas

piezas que tienen este pigmento, entre ellos la urna

descubierta en eldepartamento de El Quiché, las

figuritas de estilo Jaina y el “incensario de Quetzal”

de Purulhá.  En los 3 fragmentos textiles hallados

Breve historia de dos colorantes naturales:

El añil y la cochinilla

* Ingeniero Industrial, especialista en tintes naturales. Consultor de diversas instituciones.

Hieo Kojima*

Aumenta de la demanda del

tinte natural no solamente

en la industria de tintorerías

sino también en la de

alimentos, cosméticos y

medicinas