65
dos de Paz no pueden ser administrados desde su
secretaría y por eso, o se hacen cargo los ministe-
rios, o se aglutina toda la institucionalidad de los
derechos humanos (Copredeh, Sepaz, Programa
Nacional de Resarcimiento) en una sola entidad: la
secretaría o el ministerio de los derechos humanos.
La idea, según Arenales, ya es añeja. Anterior a
Orlando Blanco, desde luego.
Hoy diputado, Blanco, el funcionario que diri-
gió la Sepaz durante la mayor parte del gobierno
anterior y el hombre por quien el Presidente y la
Vicepresidenta sienten una acerba antipatía, rara
vez sale bien parado cuando alguien del gobierno
habla de él o cuando lo hace alguien próximo al
ejército. Pero salvo algunas acusaciones hasta aho-
ra inocuas –es decir, sin querella– que Arenales
hizo para describir el estado de la institución y jus-
tificar el despido del equipo de Archivos de la Paz
(que eran muchos, que no cumplían sus funciones,
que habían sido contratados en pago de favores
políticos, que el dinero de la Sepaz se gastaba en
gorras y camisetas para la campaña de Sandra To-
rres), el asunto no ha pasado del discurso. Y aun-
que hay indicios de que hay detalles ciertos sobre
el personal, de momento nadie ha presentado nin-
guna prueba.