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las conversaciones se llevaron a cabo en Guatema-
la, y Cerezo fue, según él mismo y Ortega han de-
fendido siempre, el principal promotor.
En aquellos años se ataron o comenzaron a
atarse en Centroamérica algunas cuestiones crucia-
les, pero también en Guatemala: la Constitución de
1985, por ejemplo, una constitución garantista
marcada en buena medida por el terror al Estado
en todos los ámbitos pero amable con lo militar; o
las negociaciones de paz, que diez años después
desembocaron en los Acuerdos de Paz, con pactos
sociales, una amnistía general y en el fin de la con-
frontación armada entre la guerrilla y el ejército.
A Cerezo le tocó hacerse cargo de gobernar el
país en aquellos tiempos de democracia tutelada.
Muchas de las costuras que en su momento se
tomaron por obras de arte están reventando hoy
poco a poco y con gran estruendo, están saltando
moderada o inmoderadamente en pedazos. La re-
forma constitucional es un asunto pendiente desde
hace años, en parte para retomar elementos de los
Acuerdos de Paz, y el gobierno de Otto Pérez Mo-
lina parece dispuesto a llevarla a cabo. El giro
simbólico que le dio el gobierno de Álvaro Colom
a la dignificación de las víctimas y a la memoria
histórica pero sobre todo los juicios en contra de