/ Cambios para no cambiar
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una transformación cultural de fondo”, defiende, “y quisi-
mos invertir en equipo propio para evitar subcontrataciones
onerosas”.
Como sea, no sólo la percepción generalizada sino las cifras
duras apuntan a que se gastó más de lo que se tenía; lo cual,
si se pondera templadamente, es lo que hace la mayoría de
países (y familias) en tiempos de crisis. El resultado es una
deuda de 3.8 millardos de quetzales en el ministerio de Co-